Relato del caso Carla Lacorte
Cuando la ganancia vale más que la vida
El 1 de Junio del 2001, un grupo de tres policías de la Comisaría 6ta. de Ezpeleta, entre los que se encontraba el oficial ayudante José Salmo intercepta a dos hombres que, según los partes instructorios, acababan de asaltar un MC Donalds, ubicado al interior de la estación de servicio de Brandsen y Mitre de Quilmes Centro. Entre el paso de varias líneas de colectivos que transitan por la arteria Mitre y los surtidores de combustible, siempre según la policía, se desarrolla un fuerte intercambio de disparos. En la vereda, a pocos metros de la casa de comidas rápidas, los asaltantes habían abandonado la caja negra del comercio con $300, mientras corrían hacia enfrente. A unos 70 mts. y en la misma acera, Carla Lacorte yacía en el piso, alcanzada por un proyectil del arma reglamentaria de Salmo, tal como luego se comprobaría en las pericias.
Carla, estudiante de veterinaria de 30 años, esa noche regresaba de la facultad. Tiempo atrás, interesada por el tema de derechos humanos, había ingresado a uno de los organismos, el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ce.Pro.D.H).
Razones no le faltaban: su padre fue asesinado por la dictadura de Pinochet y, como habitante del Gran Buenos Aires, conocía cotidianamente la represión policial. Pero ahora le había tocado a ella, lo estaba sufriendo en carne propia. Todavía en el piso, el personal policial le gritaba para que se levante: es que la habían señalado como "campana" del asalto, falsa versión que se hacía circular por los medios de comunicación.
El disparo le lesionó la medula espinal y la dejó parapléjica. Carla no murió de milagro, pero la lesión que sufre no sólo le impide caminar sino que actualmente debe ser sometida a una nueva operación ya que la deformación de su cadera la obliga a permanecer permanentemente en posición de sentada.
La policía había logrado salvar la ganancia que la multinacional de las hamburguesas tenía en ese momento en la caja. A cambio dañaría, quizás irreversiblemente, una vida.
A partir del hecho, Carla junto a su familia, no solo comenzó la lucha por su recuperación, sino también otra muy difícil: la lucha por la justicia, en un país donde la palabra justicia le es ajena a los pobres, a los que viven decentemente de su trabajo, a los desocupados y en general a los que no tienen vinculación con el poder.
Lucha que comenzó desde los primeros momentos cuando fue su marido quién tuvo que impedir que vaya a parar a la basura la bala que la hirió y que implicaría al policía. O cuando "plantaron" un arma en un terreno baldío para culpar quien sabe a quien. Lucha que hoy prosigue porque al encubrimiento institucional que la bonaerense hizo de su camarada, se sumó el fiscal interviniente Claudio Pelayo (U.F.I. nro. 4) quien no ordenó ninguna de las medidas de prueba elementales que ofrecimos en la querella, entre ellas la reconstrucción del hecho y una prueba planimetrica. Sólo se indagó al acusado por el delito de “lesiones culposas” (¡7 meses después del hecho!) que permite que Salmo este libre y en funciones.
Los argumentos del fiscal fueron increíbles: dijo tener la "sincera convicción" de que "no hubo conducta dolosa (intencionalidad) en el accionar del policía sin necesidad de realizar las medidas de prueba". El oficial Salmo declaró en la causa que el proyectil impactó en Carla luego de haber rebotado en una pared, inverosímil explicación para justificar el disparo sobre Carla quien, como quedó acreditado en la causa, se hallaba ajena a la línea de fuego entre los policías y los que habrían asaltado el MC Donalds.
Es por eso que se reclamó su procesamiento (y ahora su condena) por tentativa de homicidio y lesiones gravísimas.
Ningún interés ni seriedad ha puesto la Justicia de Quilmes para esclarecer los hechos: solo ha demostrado encubrimiento de la institución policial, que mediante sus abogados pidió el sobreseimiento de Salmo por legítima defensa.
El juez Nolfi (Juzgado de Garantías Nro. 2) ha resuelto elevar la causa a juicio por lesiones culposas sin investigar - igual que el fiscal- el accionar policial, y casi lamentándose de no poder sobreseer a Salmo. Tal decisión fue confirmada por la Cámara de Apelaciones y Garantías, teniendo que intervenir ahora el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3.
Familiares, amigos, sus vecinos, asambleístas, organismos de DD.HH de Quilmes vienen reclamando Justicia para Carla mediante cientos de firmas y escraches a los tribunales, contándose con la adhesión de distintas personalidades como Ricardo Monner Sans, Hebe de Bonafini.y legisladores nacionales y provinciales. Saben que el fantasma de la impunidad que recorre la causa desde el primer día está presente. Los mas de 1300 casos del perverso gatillo fácil, con la tenebrosa bonaerense como victimaria así lo demuestran: Leandro Bazán, el chico de 13 años de Gerli fue asesinado por un policía sobreseído sin juicio y a los pocos días del hecho.
A dos años del hecho, seguimos exigiendo justicia para Carla y para todos y castigo para Salmo, quién no debe ser beneficiado por ningún acuerdo con el fiscal de juicio (juicio abreviado).