Crónica de la sexta jornada del Juicio a 8 genocidas en Neuquén
“El objetivo era que dejáramos de militar, pero no lo lograron”
La sexta jornada de debate en el juicio a ocho militares de la Región comenzó con cantos del publico y con la presencia de las Madres de Plaza de Mayo Lolin Rigoni e Inés Rigo de Ragni, junto a Oscar Ragni. Estos últimos testigos del día de ayer en el caso de su hijo Oscar Ragni (h), único desaparecido en este tramo del juicio.
Lo saliente de la jornada fueron los primeros testimonios de víctimas de la causa, que iniciaron con Leopoldo David Antonio Lugones, Benedicto del Rosario Bravo y Oscar Paillalef
“Sean valientes y digan donde está”
Con un cálido aplauso del público, que fue brindado a cada una de las victimas de la jornada declaró David Lugones. Por aquel entonces era estudiante de la facultad de medicina donde militaba en el centro de estudiantes. Fue secuestrado el 27 de marzo del 76 junto a su hermano y luego de un allanamiento a la casa de sus padres en Neuquén.
Estuvo unos días detenido en la Comisaría 8va de La Plata, donde fue sometido a un interrogatorio, luego fue trasladado a la Unidad Penal 9 donde permaneció casi 9 meses y sufrió golpizas y castigos, para a fines de diciembre ser llevado a “ La Escuelita” de Neuquén.
Durante su relato reconoció haber escuchado en el CCD la voz de “Oscarcito” (Oscar Ragni), quien fuera compañero de deportes en la Ciudad de La Plata y, asimismo solicito a los imputados “que sean valientes y digan donde está”.
Se confirma la existencia de Archivos de la dictadura
A pedido del CeProDH, le fue mostrada a Lugones y reconocida la firma por él, de una declaración remitida a esta causa , a pedido de nuestra querella, por la Comisión por la Memoria de la Provincia de Bs As. Se trata de la declaración que con los ojos vendados, le hicieron firmar a David en Abril del 76 y que eran parte de los “archivos de la DIPBA”, lugar en el cual, David estaba tildado de “delincuente subversivo” en el “sector estudiantil”
Queda así demostrado lo que desde el CeProDH y muchos organismos de DDHH afirmamos hace más de 32 años y que ha sido confirmado por las propias víctimas: la existencia de Archivos de la dictadura, realizados por las fuerzas represivas y mantenidos en su poder.
Debemos seguir exigiendo al Gobierno nacional su apertura porque en ellos esta el rol y nombre de cada genocida y el destino de nuestros compañeros y de los mas de 400 niños apropiados.
“El objetivo era que dejáramos de militar, pero no lo lograron”
Benedicto del Rosario Bravo en el año 76 trabajaba en un tallercito chico de la Ciudad de Gral. Roca, era delegado del SMATA por una empresa de la ciudad. Cuando fue detenido, se encontraba junto a otros compañeros armando una Seccional de ese Sindicato. Asimismo, militaba en el PJ.
Durante su desgarrador relato describió cada una de las sesiones de torturas físicas y psíquicas a las que fue sometido durante el cautiverio. Reconoció el lugar y a otras victimas en “La Escuelita”.
Resaltó muy especialmente el valor de la militancia en su vida, y que la dictadura quiso barrer con la militancia y la organización, pero que no lo logró, así lo expresó…” hoy lo analizo, era contra el pueblo (la dictadura), para que jamás nunca el pueblo levantara la mano contra una injusticia... ”. Con mucha emoción prosiguió: “…esto no lo conté nunca, porque me cuesta, me cuesta por que no quiero fomentar el miedo a los militantes, porque ellos querían que no militemos, yo les digo a los jóvenes, a mis hijos que hay que ser militantes de la justicia social, de un país justo… ”
“ Juro por todos los compañeros desaparecidos…”
La última víctima en prestar su testimonio en la jornada fue Oscar Paillalef, quien por el 76 tenía militancia social, barrial, en la ciudad de Gral. Roca.
Detenido en el Comando, fue trasladado a la Unidad 9, luego en el CCD “La Escuelita” y trasladado a la Unidad 6 de Rawson. Fue liberado el 19 de octubre del 77.
Declararían también en la audiencia Carolina Miggitsch, Madre de Lugones; Marta Bravo, hermana de Benedicto Bravo e Isabel Rodríguez, esposa de Oscar Paillalef.
Durante su testimonio, recordó y reconoció en diversos lugares de detención a distintas victimas de la causa, así como también describió claramente a “ La Escuelita” y el modo en que funcionaban los interrogatorios.
Cárcel común y perpetua por genocidio
Desde el CeProDH, seguimos convencidos que con cada valiente testimonio de las víctimas y sus familiares, como ayer Oscar e Inés; y hoy Benedicto, Leopoldo y Oscar, se reconoce la verdad histórica que quisieron ocultar: que los trabajadores y el pueblo fuimos víctimas de un genocidio de clase que tenía por objetivo de instaurar un plan económico que mantienen hasta hoy, y para ello era necesario aniquilar a una generación militante que se oponía concientemente a ese plan.
Por eso sostenemos que, para conseguir una condena a cárcel común, perpetúa y por genocidio, es necesaria la más amplia movilización en las calles.
Debemos seguir exigiendo la apertura de los archivos de la dictadura, ya que su existencia es indudable, para saber que rol cumplió cada uno de los genocidas y el destino de nuestros 30.000 compañeros y los más de 400 niños apropiados en la dictadura.
Apertura de los Archivos de la dictadura
Aparición con vida Ya! De Jorge Julio López