Hay que parar la ofensiva reaccionaria del Estado
Se estaban cumpliendo dos años del asesinato de Maxi Kosteki y Darío Santillán y un sicario policial mataba de un disparo al "Oso" Cisneros, dirigente de la FTV de la Boca. Pocos días antes, moría Diego Lucena, integrante de la FTC, a unas cuadras de un boliche de La Matanza. Lo sacaron a los golpes y no caben dudas de que la bonaerense lo asesinó a golpes y asfixia. En los dos casos la furia no se hizo esperar, vecinos y militantes tomaron la comisaría 24 de la Boca y en La Matanza un patrullero fue incendiado. Lo mismo pasó cuando un policía disparó a sangre fría a Lisandro Barrau en Palermo, sus amigos se concentraron frente a la comisaría y pintaron en las paredes "esta es la policía de Blumberg". Nada más acertado. Pero no sólo Blumberg quiere esta policía asesina.
Estos crímenes ocurren en el mismo momento en que una campaña contra los piqueteros y la izquierda inunda los medios de comunicación y tiene entre sus voceros a la derecha política, grandes empresarios e incluso sectores del gobierno como los Fernández Aníbal y Alberto. Campaña que sirve de sustento, como ya hemos denunciado, para que la justicia a través de sus fiscales y la Cámara Penal de Apelaciones dictaminen que por ejemplo el corte de ruta en el marco de una protesta es delito. Es así que en el país hay más de 4000 luchadores obreros y populares procesados por luchar.
El gobierno dice que no va a reprimir, pero descarga "todo el peso de la ley" sobre los que luchan. Al mismo tiempo Kirchner y sus ministros envían sin descanso al Congreso todas las leyes de mano dura contra los pobres y más poder a los asesinos uniformados que exige Blumberg y los mismos empresarios locales que alentaron y sostuvieron la dictadura, mientras saturan las calles con policías y gendarmes; dicho sea de paso, los mismos que están implicados en cada caso de secuestro o delitos graves que salen a la luz.
Los crímenes policiales no pueden quedar impunes. La reacción contra las comisarías es una forma de que se desnude el accionar de esta banda asesina, a eso tenemos que sumarle la movilización permanente, y en ese sentido fue un paso adelante la marcha del viernes 2 en la Boca, la organización y una campaña por el castigo de los culpables. Hay que parar esta ofensiva reaccionaria y la violencia estatal y de las mafias y punteros políticos. Es urgente que en los barrios, en las escuelas, facultades nos empecemos a organizar en forma independiente y formemos comités contra la represión y la impunidad para enfrentar la persecución y los aprietes que ya están sufriendo los familiares y amigos de Diego y el "Oso", como lo han denunciado sus compañeros.
El esclarecimiento de las muertes de los compañeros no pueden quedar en manos de la justicia ni del Estado que declamó que crearía una comisión por la masacre del Puente Avellaneda y todos los responsables están en libertad. Por eso hay que conformar comisiones investigadoras independientes que con los familiares, amigos, organismos de derechos humanos, de trabajadores y piqueteros tengan plenos poderes e ir hasta el final: lograr el castigo a los culpables materiales e intelectuales y sus cómplices.