El juicio por caso Carla Lacorte
No hay errores ni excesos, Salmo es policía de gatillo fácil
El 18 de octubre se inició el juicio oral y público en que se juzgarán los hechos ocurridos aquel trágico invierno de 2001 cuando el policía Salmo baleó por la espalda a nuestra compañera Carla Lacorte, en la ciudad de Quilmes.
Tres años después, no pudieron evitar que dentro de la sala que el Tribunal Oral Nº 3 dispuso a tal efecto, se sintiera la bronca y el dolor de los familiares, amigos y compañeros de Carla. Años que intentan utilizar para que se vaya borrando el hecho de la memoria colectiva y puedan actuar los protectores de la Bonaerense, pero que no lograron quebrantar la lucha de Carla junto a otras víctimas de la represión policial. Esta causa llega a juicio oral caratulada como “lesiones culposas”, lo que implicaría reconocer que el policía Salmo la baleó por impericia y por ello sólo le correspondería una pena ínfima de prisión de un mes a dos años. Escandalosamente el fiscal Pelayo que actuó en la instrucción afirmó que tenía la “convicción personal” de que la policía no le tiró a matar, de allí que nos rechazara las medidas probatorias que pedimos. En esta etapa, apenas iniciado el debate, el nuevo fiscal Dr. Gutiérrez pide que se cambie la calificación del hecho por “lesiones gravísimas con dolo eventual” (o sea una figura de mayor pena, y que implica que Salmo debió representarse el peligro de sus disparos y los efectuó sin importarle el resultado). Y una vez más, los abogados de Carla insistimos que debía ser: “tentativa de homicidio en concurso ideal con lesiones gravísimas” y exigimos que se ordene la detención de Salmo. Ello porque es la única calificación legal que se corresponde con lo ocurrido: Salmo intentó matar a Carla por eso la bala pasó a milímetros de corazón, hirió su médula y le provocó las lesiones gravísimas que hoy la mantienen en silla de ruedas. El tribunal presuroso respondió: NO. Ante una sala repleta de familiares de otros casos de gatillo fácil, diputados de la Nación, representantes de organismos de derechos humanos, etc. los jueces Topalián, Anache y Gil Giuliani ratificaron que el juicio se seguiría sólo por lesiones culposas. Raro debate el de este juicio. Antes de empezar ya se fijaba el tope máximo que se podría alcanzar, anunciando que se moverían dentro de la estrecha escala que va desde la impunidad total y la leve condena por negligencia.Por eso desde la defensa recusamos al tribunal por prejuzgamiento. En la segunda jornada declaró Carla y con un emotivo relato e incuestionable veracidad en sus dichos relató la brutalidad del accionar policial en aquella oportunidad. Contó cómo la interrogaron en el piso mientras se desangraba y la acusaban de ser “la campana” del intento de robo, e intentaron levantarla tironeándola y palpándola de armas.Carla los increpó: “me quitaron las piernas pero no la dignidad” y planteó nuevamente que no iba a aceptar que se califique a un asesino de “negligente”. Los jueces dispusieron un cuarto intermedio, llenaron de policías con uniformes de combate la sala, y anunciaron una vez más que no cambiarían la calificación. La sala estalló. Los familiares de Salmo nos miraban con gozo. Carla se retiró denunciando la impunidad en curso. La mamá de Carla intentó dirigirse a los jueces pero el presidente del Tribunal ordenó desalojarla con la policía. El juicio se suspendió para que la Cámara resuelva nuestro pedido de recusación, cosa que hizo a menos de 24 hs; sin escuchar nuestros argumentos, ratificó a esos jueces para que sigan interviniendo. El jueves 28 a las 9.30 hs se reanuda el debate. Desde esta parte seguiremos planteando que el cuestionamiento del accionar policial no puede limitarse a una supuesta negligencia o impericia de sus efectivos. Aquí, como en todos los casos de gatillo fácil, la policía intentó recuperar la bala que hirió a Carla y plantó un arma para eludir responsabilidades. Datos que ratifican que estamos ante modus operandi institucional y no ante la actitud de un “loquito irresponsable”. Somos conscientes que la campaña de mano dura instaurada por Blumberg y el intento de “limpiar” las fuerzas policiales del gobierno provincial y nacional no nos ayuda en esta pelea. Pero también somos conscientes, como le señalamos a los jueces, que la sociedad ya juzgó este hecho: estamos frente a un caso de gatillo fácil policial. No va a ser con estos jueces al servicio de la impunidad policial que se va a hacer justicia sino con la lucha y la movilización independiente de las víctimas, los familiares y los organismos de derechos humanos. No nos olvidemos que sólo de esta forma pudo arrancársele al poder judicial los pocos fallos condenatorios que existen contra los asesinos de uniforme.