“Si no peleamos para que produzca, vamos a tener que cortar rutas por un subsidio miserable".
Los obreros de la empresa de cerámicas Zanon obtuvieron un fallo favorable de la Justicia Laboral de Neuquén que dictaminó el “lock out” patronal.
Los trabajadores de la empresa Zanon quieren mantener la fuente de trabajo para no terminar en piquetes.
“Si no peleamos, tendremos que cortar los caminos”
Cuando salió el primer fallo favorable para los obreros de Cerámica Zanon el historiador Osvaldo Bayer relató en Página/12 la historia del conflicto y expresó su temor de que esa resolución cayera “en los vericuetos insondables de la Justicia argentina”. Si bien aún no está dicha la última palabra, por ahora parece que el conflicto zafó de tal caída porque la semana pasada hubo festejo en Neuquén: la Cámara confirmó la decisión de la jueza laboral Elizabeth Rivero de Taiana que había determinado que la empresa incurrió en lock out ofensivo, es decir paro por cierre de la fábrica, y ordenó el embargo del 40 por ciento del stock para pagar los salarios adeudados. De todos modos, los trabajadores ceramistas aún no cobraron sus sueldos y tampoco pudieron volver a poner en marcha la fábrica. Lo habían logrado por un día, pero la empresa hizo que les cortaran el gas. “En términos criollos lock out significa extorsión y chantaje”, tradujo para Página/12 Raúl Godoy, secretario general del Sindicato de Obreros y Emplea-dos Ceramistas de Neuquén (SOECN). “Tuvimos que ir más allá de lo gremial porque la vida de nuestras familias depende de esta lucha y, si no peleamos por esta fábrica para que produzca, mañana vamos a tener que cortar rutas por un subsidio miserable”, agregó.
La próspera fábrica de cerámicas Zanon de Neuquén empezó a tener “problemas” a partir del año pasado. Sus dueños, la familia Zanon con participación de capitales extranjeros, aplicaron rebajas salariales y despidieron a 100 operarios. Los obreros denunciaron que se trataba de una maniobra de vaciamiento. Cuando la empresa dejó de pagar los salarios fueron a una huelga de 34 días y ocuparon el puente interprovincial. Tuvieron éxito y recibieron sus remuneraciones. Al poco tiempo, la empresa volvió a dejar de abonar los sueldos, retiró el servicio de enfermería e interrumpió el transporte de traslado a la fábrica. Los trabajadores nucleados en el SOECN decidieron tomar las instalaciones.
Los Zanon redoblaron la apuesta y apagaron los hornos aduciendo que era “peligroso que los obreros se manejen sin supervisión”. Además, se presentaron a la justicia penal exigiendo el desalojo de la fábrica. Los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), que patrocinan a los trabajadores, a través de una acción de amparo plantearon que la empresa había hecho un “lock out ofensivo tendiente a avasallar los derechos adquiridos por los trabajadores”. Y pusieron en marcha la fábrica para no discontinuar la producción.
“Con el 10 por ciento de la capacidad logramos en un día una producción con la que se podían pagar todos los sueldos”, relató a Página/12 Raúl Godoy, secretario general del SOECN. Ante esa situación los patrones acudieron nuevamente a la Justicia y lograron el corte del suministro de gas. Los hornos volvieron a apagarse. “Habíamos desnudado la ganancia que obtienen estos empresarios que hablan de crisis todo el tiempo, echan gente a la calle con ese verso, y se juegan la plata a la ruleta como hace el conocido miembro de la noche porteña Luis Zanon”, completó Godoy
El 31 de octubre se produjo la primera buena noticia judicial. La jueza Rivero de Taiana falló contra la empresa al establecer que incurrió en lock out ofensivo y ordenó el embargo del 40 por ciento del stock para pagar los sueldos atrasados en un plazo de 72 horas. Esto aún no se cumplió por las sucesivas apelaciones. “Mientras el empresario no se priva del sustento, sólo se priva de la ganancia ocasional que, con frecuencia, puede recuperarse en el futuro y su capital respalda el momentáneo sacrificio, los laborantes, sujetos al antojo empresarial de no cumplir siquiera fraccionadamente, carecen del sustento básico elemental de subsistencia”, argumentó la jueza citando a autores franceses de derecho laboral. Tras definir el paro patronal, la magistrada concluyó que “aquel enfoque maquiavélico se comprueba mediante el ejercicio de una violencia económica (...) afectando principios fundamentales de la Constitución,pretendiendo priorizar el derecho de propiedad sobre el derecho al salario, lo que ciertamente carece de razonabilidad”. La resolución fue confirmada por la Cámara del fuero.
“Llevamos tres meses sin cobrar y nos hemos podido mantener gracias a la colaboración de la comunidad de Neuquén que nos apoya y aporta víveres al fondo de huelga para casi 400 familias”, describió Godoy. Mientras la fábrica funcionó bajo su control los obreros se permitieron soñar con lo que consideran “la solución de fondo”: el viejo anhelo de que los trabajadores sean dueños de los medios de producción. Pero en lo inmediato aspiran a objetivos menos ambiciosos. “La pelea grande es por la reapertura de la fábrica, cobrar los sueldos cuanto antes, y que los compañeros puedan mantener los derechos que tenían”, sintetizó Godoy.