Viernes 14 de noviembre de 2008

LA DICTADURA EN CUTRAL CO

Un ataque a la organización obrera y la juventud combativa

Cutral Co, tierra de lucha. Tierra del cutralcazo, de la pelea por trabajo, tierra de Teresa Rodríguez. Tierra de muchos compañeros/as desaparecidos. Tierra de lucha ayer y hoy.
En varias audiencias del juicio a 8 genocidas han declarado, disfrazados de “testigos”, tres integrantes de la policía de Neuquén que participaron de lo que se conoce como “operativo Cutral Co”, admitiendo su participación en el más grande operativo de detención conjunta del que participaron las fuerzas represivas en la dictadura militar en la zona. Estos policías se retiraron absolutamente impunes luego de su confesión, y ante nuestro pedido de que se los investigue por ser parte del genocidio el Tribunal respondió: “téngase presente”.

Cutral Co, tierra de lucha. Tierra del cutralcazo, de la pelea por trabajo, tierra de Teresa Rodríguez. Tierra de muchos compañeros/as desaparecidos. Tierra de lucha ayer y hoy.

En varias audiencias del juicio a 8 genocidas han declarado, disfrazados de “testigos”, tres integrantes de la policía de Neuquén que participaron de lo que se conoce como “operativo Cutral Co”, admitiendo su participación en el más grande operativo de detención conjunta del que participaron las fuerzas represivas en la dictadura militar en la zona. Estos policías se retiraron absolutamente impunes luego de su confesión, y ante nuestro pedido de que se los investigue por ser parte del genocidio el Tribunal respondió: “téngase presente”.

¿Qué fue el “Operativo Cutral Co”?

Fue una acción absolutamente direccionada a secuestrar a dos sectores claves: el movimiento estudiantil y los trabajadores. Del mismo participaron conjuntamente las distintas fuerzas represivas (Ejército, Policía de Neuquén, Servicio Penitenciario Federal). Salieron del Comando del Ejército con Unimog, camionetas, ambulancias y rodearon la comarca Cutral Co-Plaza Huincul. La policía de Neuquén garantizó la “zona liberada”, la comisaría Cuarta y su personal (entre ellos el comisario Mendoza) y el grupo de apoyo. Los secuestrados fueron trasladados en primer lugar a esa Comisaría, lugar en el cual fueron torturados, y luego a Neuquén. Hubo una pausa en el Comando, donde fue bajado Pedro Maidana, que estaba muy golpeado, y fue atendido por uno de los 8 genocidas imputados en el juicio: el médico Hilarión de la Paz Sosa.

En sólo tres días, entre el 12 y el 15 de junio de 1976, esta comitiva de detención secuestró a integrantes del movimiento estudiantil combativo y a trabajadores con trayectoria de lucha. El mensaje tenía que ser contundente: infundir el terror, por ello algunos fueron arrancados de las escuelas en que estudiaban, como Dora Seguel y Octavio Omar Méndez del CEM 6 y Pedro Maidana de la ENET 1. De esta última escuela también era estudiante Emiliano Cantillana, que fue secuestrado en su casa esa misma noche, y José Delineo Méndez, que había estudiado en la ENET 1, fue secuestrado en la misma fecha pero en Junín de los Ándes, pues estaba realizando el servicio militar obligatorio. Fue detenido también en ese operativo Juan Carlos Maidana, que fue golpeado e interrogado en la Comisaría y luego dejado en libertad. También fue detenido José Seguel, padre de las hermanas Seguel.

Al día siguiente y luego de golpearlo también fue liberado Octavio Méndez. El resto de los jóvenes estudiantes, que tenían entre 16 y 20 años, fueron salvajemente torturados, paseados por lo que denominamos el “circuito represivo” que incluyó el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Neuquén y Bahía Blanca, las cárceles de Neuquén y de Rawson. Tanto José Delineo Méndez como Pedro Maidana fueron torturados en la Escuelita de Neuquén. Al día de hoy, José Delineo Méndez permanece desaparecido.

El otro flanco de ataque fueron los trabajadores: obreros de YPF como Miguel Ángel Pincheira y Carlos Cháves fueron secuestrados en ese operativo, del que también fueron víctimas los obreros de la construcción Sergio Roberto Méndez y Francisco Tomasevich, quien fue delegado gremial, como así Luís Guillermo Almarza, que era empleado municipal y estudiante del CEM 6. Estos trabajadores fueron trasladados y torturados en este circuito del terror.

¿Las razones? Las explicó Sergio Méndez en su declaración en el juicio cuando dijo: “Siempre trabajé en la construcción, me casé a los 25 años, crié seis hijos, luego de caminar unos años en la construcción me doy cuenta que la explotación a mi persona era un 75%, yo no me pude jubilar porque mis patrones nunca me hicieron los aportes, luego transcurriendo los años unos trasnochados de la construcción avalan una ley en la dictadura de Onganía, les permite tomar mis servicios a la mañana y despedirme a la tarde. (…) Yo tuve tres enemigos de los que tenía que defender mis derechos: el patrón que me explotaba, los servicios de inteligencia que me presentaban en la obra, y la burocracia sindical, que hasta la actualidad están, cuando me di cuenta de eso, me rebelé, esos motivos di, esos pecados cometí para que el 14 de junio de 76 a las 9 de la noche tuviera una visita inesperada en mi casa de personas encapuchadas que me secuestraron”.

Estos trabajadores fueron salvajemente torturados y al día de hoy Francisco Tomasevich continua en el exilio y Miguel Ángel Pincheria permanece desaparecido.

Unos meses más tarde fueron secuestrados y desaparecidos también en Cutral Co-Plaza Huincul, Raúl Eugenio Metz y Graciela Romero, que en ese momento estaba embarazada de cinco meses. Los tres permanecen desaparecidos. En septiembre de 1977 dos trabajadores más iban a engrosar la lista de desaparecidos: Horacio Girardello y Rodolfo Marinoni, ambos trabajadores de YPF.

Una vez más, Cutral Có, tierra de lucha. Una vez más, un genocida

Poco más de 20 años más tarde, en 1997, los trabajadores de ese suelo, que ahora eran desocupados, se rebelaban contra las consecuencias planificadas de ese genocidio de la dictadura: el plan de hambre y desocupación, en lo que se conoció como “el cutralcazo”. Un genocida de la dictadura militar que había actuado en Tucumán y que estaba impune, el Comandante Jorge, dirigió el operativo de represión a los trabajadores en el que fue asesinada Teresa Rodríguez.

Sólo mediante la desaparición y el terror, atacando a los sectores combativos y desarticulando la organización obrera y estudiantil, pudieron imponer el plan genocida. Pero en esa tierra de lucha, cada uno de los desaparecidos dejó su legado. El de no conformarse con la miseria de hoy. Por ello, en el transcurso del juicio oral contra 8 genocidas, los compañeros y compañeras de Cutral Co y Plaza Huincul dicen presente en la pelea por encarcelar a los genocidas y por reconstruir su propia historia.

Cutral Co, tierra que pelea contra la impunidad de ayer y de hoy.


Gritos contra la impunidad

Las hermanas Seguel fueron secuestradas en el marco de este operativo: Arlene estudiaba Servicio Social y tenía 21 años. Argentina 19 años, y Dora, que hacía el secundario en el CEM 6, tenía 16 años. Arlene fue secuestrada el 12 de junio en Cutral Co, y su hermana Argentina en Neuquén el 14 de junio, pues había viajado en búsqueda de su hermana Arlene. Dora fue secuestrada en el CEM 6 el mismo 14 de junio. Tanto Argentina como Dora fueron trasladadas a la cárcel de Neuquén y luego en un vuelo de avión a “La Escuelita” de Bahía Blanca. En el viaje sufrieron todo tipo de golpes mientras iban vendadas. En Bahía Blanca fueron torturadas en varias oportunidades y ambas fueron violadas. Pudieron escucharse una a la otra, mientras eran sometidas a las sesiones de tortura. Dora, además, escuchó la voz de su hermana Arlene.

Dora y Argentina fueron liberadas unos días después, Arlene continúa desaparecida.

Jóvenes mujeres, jóvenes niñas. No hay un solo genocida condenado por ninguna de las tres víctimas. Sus voces, las que aún se escuchan, junto con las nuestras, gritan contra la impunidad.

CARCEL A TODOS LOS GENOCIDAS POR TODAS LAS COMPAÑERAS