Lunes 17 de junio de 2002

A pesar del boicot empresario crece la experiencia autogestionaria

Zanon sin dueños se presenta en sociedad

Con el respaldo de un fallo de la Corte Suprema, los trabajadores de la fábrica de cerámicas Zanon no sólo mantienen la producción sino que además presentaron nuevos diseños de mosaicos y hasta quieren exportar. Para conseguirlo, tienen que superar los nuevos intentos judiciales de los antiguos dueños, ya condenados por lock out.
Una trabajadora de la empresa neuquina muestra uno de los nuevos diseños, creados con el apoyo de la comunidad mapuche.

Cada mañana a las seis, los 400 obreros del primer turno de la fábrica de cerámicas Zanon abren el portón de rejas, atraviesan el playón y continúan produciendo lo que les da de comer. La empresa neuquina está virtualmente expropiada y autogestionada desde hace tres meses. Esta semana presentarán los dos nuevos diseños de mosaico que crearon, “Obrero” y “Mapuche”, y denunciarán las difíciles condiciones en que están produciendo, a partir de un boicot impulsado por los empresarios Zanon, que propician el corte de la línea de comercialización e intentan impedirles el acceso a las materias primas. La Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó recientemente un recurso de queja presentado por los dueños, que intentaban revocar el histórico fallo que los condenó por “lock out patronal ofensivo” (paro por cierre de la fábrica) dictado por la justicia laboral de Neuquén, con confirmación de la segunda instancia. Pero aunque ganaron esa batalla judicial, ahora enfrentan otra en la que los propietarios buscan desalojarlos y recuperar la fábrica para cerrarla.
La empresa familiar Zanon, que llegó a ser un gigante de la industria de revestimientos cerámicos, se instaló en la provincia de Neuquén durante la dictadura, cuando José Martínez de Hoz ocupaba el Ministerio de Economía. Una foto de Carlos Menem puede verse en la oficina de Luis Zanon, símbolo de la participación que tuvieron en la compra de acciones de las privatizaciones de Aerolíneas y canales de televisión. También supieron ser dueños del Italpark, cerrado tras la muerte de una niña por falta de seguridad en uno de los juegos.

La fábrica empezó a tener “problemas” hace dos años, y los dueños, los Zanon, con participación de capitales extranjeros, aplicaron rebajas salariales y despidieron a 100 operarios. Los obreros denunciaron entonces que se trataba de una maniobra de vaciamiento. Cuando la empresa dejó de pagar los salarios iniciaron una huelga de 34 días y ocuparon el puente interprovincial. Tuvieron éxito y recibieron sus remuneraciones, pero al poco tiempo los patrones volvieron a dejar de abonar los sueldos y los trabajadores, nucleados en el Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén (SOECN), decidieron tomar las instalaciones. Los Zanon redoblaron la apuesta y apagaron los hornos aduciendo que era “peligroso que los obreros se manejen sin supervisión”.

Los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), que patrocinan a los trabajadores, presentaron una acción de amparo en la que plantearon que la empresa había hecho un “lock out ofensivo”. Los ceramistas pusieron en marcha la fábrica para no discontinuar la producción y reiniciaron la fabricación de cerámicos, tanto los de “monococción” y “monoporosa” como los de “porcellanato”, cuya moderna línea es única en el país. Pero los Zanon lograron que les cortaran el gas y los hornos volvieron a apagarse. El 31 de octubre de 2001 se produjo la primera noticia favorable para los ceramistas cuando la jueza María Rivero de Taiana falló contra la empresa y ordenó el embargo del 40 por ciento del stock para pagar los sueldos atrasados. Los primeros meses del conflicto habían sobrevivido con el aporte de la comunidad neuquina al fondo de huelga, y la solidaridad recibida de todo el país. La banda de rock Bersuit Vergarabat convocó a unos 4000 jóvenes neuquinos en apoyo a la lucha de los ceramistas, que mantienen una activa relación con los movimientos piqueteros, las asambleas barriales, la CTA y el MTD de Neuquén. En especial, establecieron contacto con las trabajadoras de Brukman, con quienes comparten una estrategia común (ver recuadro). Cortaron rutas y puentes, fueron reprimidos, golpeados y encarcelados.

Los Zanon desoyeron la decisión de la Justicia y se negaron a reabrir la fábrica. A fines de noviembre despidieron a todo el personal y se presentaron en concurso preventivo de quiebra. “Cuando se toca fondo hay que salir a pelear por mucho más que el salario”, comentó a Página/12 laabogada Myriam Bregman, del Ceprodh. Los ceramistas de Zanon exigieron entonces la estatización de la fábrica bajo control de los trabajadores. Y propusieron un plan de obras públicas para la construcción de viviendas, escuelas y hospitales.

¡Vendo mosaico mapuche!

En una colorida carpa ubicada en la puerta de la fábrica, los empleados de Zanon venden lo producido, completando así el circuito de la autogestión obrera de la empresa. La comisión gremial interna y el SOECN organizan la producción, la seguridad de la planta y la venta. La necesidad de crear nuevos diseños surgió de la carencia de pigmentos a partir del boicot al que los someten los proveedores. “‘El Obrero’ viene en cuatro colores, en dos tamaños, es más barato y de mejor calidad que los producidos con anterioridad”, explican con soltura de vendedores experimentados. “Es un homenaje a la dignidad de los trabajadores en base a una fábrica libre”, completan en un tono más político. Con lo que recaudan no sólo lograron mantener el salario promedio, que ahora es uniforme para todos los operarios, sino que empezaron a pagar los impuestos, la luz y el gas que los Zanon venían debiendo. Ante una denuncia con la que los patrones intentaron volver a cortarles el gas, la Justicia descubrió conexiones clandestinas y el asunto terminó siendo un búmeran para los empresarios.

La línea “Mapuche” surgió como un reconocimiento a esa comunidad por permitirles acceder a la materia prima. Son mosaicos rústicos realizados en cinco colores, llevan los nombres de caciques y guardas con motivos elaborados en consulta con la Confederación Mapuche. “Lo hicieron los operarios del laboratorio, que ahora pueden desplegar su imaginación sin el látigo”, explicó a Página/12 Raúl Godoy, secretario general del SOECN. Y se quejó de no poder cumplir con un pedido de Chile para exportar por el conflicto judicial aún irresuelto.

Un fallo inédito pero ignorado

“Es un hecho histórico”, se entusiasma la abogada Bregman al hablar del fallo de la Corte que el 7 de mayo dejó firme definitivamente la resolución de la justicia laboral neuquina que condenó a la empresa por el cierre de la fuente de producción. “La fábrica fue cerrada ilícitamente como un medio de coaccionar a los trabajadores a que acepten un plan de despidos, suspensiones y cercenamiento de derechos laborales, y la Corte entendió que debe seguir funcionando con la totalidad de los puestos de trabajo”, interpreta la letrada. Sin embargo, se indigna ante la nueva pelea que tienen que dar en la justicia comercial. El juez del concurso preventivo de quiebra Germán Páez Castañeda les quitó a los directivos de Zanon la mitad de la administración de la empresa, nombrando como coadministradores a los síndicos Horacio Picado y Jorge Levy. “Son manifiestamente parciales a favor de la empresa porque se han negado a anular los despidos”, acusó la abogada.

El juez envió a los síndicos a “realizar el inventario y a tomar posesión” a Neuquén. “La orden incluye que ante el desconocimiento que puedan hacer los trabajadores de su mandamiento deberá requerirse ‘el auxilio de la fuerza pública’, y eso significa desalojo y represión”, explicó Bregman. ¿Cómo es posible que con un fallo de la Corte que los avala los trabajadores no puedan consolidar su logro? “Es inexplicable que desconozcan todo eso”, se enojó Bregman. Y describió que “la situación es crítica porque los trabajadores exigen la nulidad de los despidos y el reconocimiento de sus derechos mientras que el juez comercial y la Sindicatura insisten en tomar la posesión de la fábrica sin garantías paralos obreros bajo la amenaza de un desalojo violento”. Según relató, del expediente del concurso preventivo surge que Zanon tiene 500 acreedores, entre quienes figuran el abogado Luis Moreno Ocampo y el Banco Interfinanzas Internacional, con sede en las islas Cayman, que les prestó 20 millones de dólares. “Mientras nosotros bancábamos la producción, los Zanon estaban de paseo por el mundo o divirtiéndose en la noche porteña”, acotó el sindicalista Godoy.