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Teresa Laborde: “Nací desaparecida pero no pudieron robarme la solidaridad que tenemos en el ADN”
12 de diciembre de 2024, por Entrevista — Géneros y Sexualidades, Libertades Democráticas, Dictadura cívico-militar-eclesiástica, Dictadura, Géneros y Sexualidades, Libertades Democráticas, Dictadura cívico-militar-eclesiástica, DictaduraHija de Adriana Calvo, en 1977 ambas sobrevivieron al Pozo de Banfield. A 14 años del fallecimiento de su mamá, un 12 de diciembre de 2010, habla del legado que dejó, de la resistencia de las mujeres ante los genocidas, del arte como vía transformadora y de su diálogo actual con la juventud en la universidad y en las calles.
Teresa Laborde nació desaparecida en 1977, en el asiento trasero de un Falcon verde. Su mamá, Adriana Calvo, la parió esposada camino al Pozo de Banfield, el Centro Clandestino de Detención donde funcionó la principal “maternidad” del Circuito Camps, en la zona sur del conurbano bonaerense, durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.
En ese lugar, ella y su madre sobrevivieron gracias a los cuidados de una veintena de mujeres que también estaban en cautiverio. “Mi mamá decía que eran unas leonas -cuenta- Para mí, sus hermanas eran como mis tías y sus mamás después fueron mis abuelas”.
Hoy, Teresa no se cansa de dar charlas en colegios y deja un mensaje en cada respuesta que da. Asegura que tiene “muchos giros” en su vida y que sobrevivió “para poder contar la historia”. Ella nació presa, pero pudo conservar su vida y su identidad. Su testimonio es una herramienta decisiva en la lucha contra la impunidad, la de ayer y la de hoy.
–Se conoce mucho tu historia pero, ¿cómo es ser Teresa Laborde?
–Es verdad, nadie lo pregunta. Les interesa cómo quedé, pero no qué hago. Soy docente de Historia del Arte en la Universidad de Lanús, me dedico a la investigación, la teoría, pero soy una Teresa con muchos puntos de giro.
–¿Cómo sería eso?
–Crecí sabiendo que había sobrevivido a algo que el resto de los bebés no; sabiendo que mi vida se la debía a 20 mujeres que se amotinaron en el Pozo de Banfield para que no me sacaran los milicos de los brazos de mi mamá. Eso es lo más importante que soy: el resultado de la solidaridad que tenemos en el ADN, que es lo que nos quisieron robar y no pudieron.
–¿Y qué otras Teresas sos?
–Soy una Teresa que nació desaparecida pero que no sólo no perdió la vida, sino que tampoco perdió la identidad. Y aunque no fue una tragedia natural sino terrorismo de Estado y genocidio, me pasa algo que supongo que les sucede también a los sobrevivientes de cualquier tragedia, que te salvas y decís: “¿Porqué me salvé yo y el resto no? ¿Qué voy a hacer de mi vida? ¿Voy a ser común, como cualquiera?”. Esa pregunta estuvo siempre. Pero esa Teresa también tuvo un momento de giro.
–¿Y cuándo fue ese giro?
–Después de la muerte de mi vieja. Siempre fue ella la que transmitió la historia, yo nunca me tuve que poner al frente. Algún documental, alguna nota, quizá. Pero ser Teresa después de su muerte fue otra cosa. Sobre todo, después del estreno de la película Argentina, 1985 yo sentí que tenía que hablar (NR: film del cineasta Santiago Mitre que relata el Juicio a las Juntas Militares por el genocidio que cometieron entre 1976 y 1983, un juicio donde la declaración de la madre de Laborde fue clave para la condena).
–¿Por qué?
Porque guste o no, puso sobre la mesa si en ese juicio se había hecho Justicia.
-¿Se hizo Justicia?
–Creo que la película deja ver que no.
–¿Por qué pensás que no se hizo Justicia?
–Porque a las Fuerzas Aéreas no las tocaron; porque salió la Ley de Punto Final y la Obediencia Debida; porque la Teoría de los dos demonios no se terminó de desmentir y el “no te metas” quedó grabado. Porque Jorge Antonio Berges, que era el médico de la policía bonaerense en Pozo de Banfield, y muchos otros, están en sus casas y saben dónde están los bebés que se robaron.
–Siempre hablás de tu mamá y tus tías cuando te referís a la lucha contra la impunidad, ¿qué rol creés que juegan las mujeres en ese espacio?
–Un rol muy importante, porque estamos siempre a la cabeza, porque somos las más pobres, las jefas de hogar, las que cuidamos el territorio, las que peleamos por los derechos humanos. Recuerdo por ejemplo de chiquita ver a Hebe (de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo ya fallecida) en el living de mi casa y también en la plaza, toda heroína, gigante, enfrentando a la Policía montada. Mujeres fuertes, no solo mi vieja. En el caso de las sobrevivientes, yo las escuché de chiquitas. Las escuché preparar sus testimonios. A otras no las conocí, aunque me tuvieron en brazos. Y mi mamá decía que eran unas leonas, y en mi caso además sus hermanas eran como mis tías, y sus mamás después fueron mis abuelas.
–¿Se puede decir que en este terreno también hay una cuestión de género?
–Claramente. Fue bien patriarcal la actitud del genocidio. Bajo la dictadura se violaba a las mujeres para someterlas, para disciplinarlas. Y hubo mujeres que estuvieron para desenmascararlo: mi mamá, que fue la primera testigo de contexto en un juicio de lesa humanidad; sus abogadas, que eran Myriam Bregman y Guadalupe Godoy. Ahí también eran todas mujeres. Y no es casual. No se hablaba de sororidad, pero esos lazos eran tan fuertes que no se rompieron nunca.
–¿Hace falta pensar este tema?
–Claro que hace falta pensarlo. Fijate cómo en ese momento no incorporaban la violacion como delito agravado, como violencia de género. Había mujeres que en su testimonio ni siquiera contaban que habían sido violadas. Tampoco existía la figura del genocidio. Ahora sí, y muchas cosas siguen pasando igual. Porque esa gente que torturaba y se enseñaba con las mujeres y las compañeras trans, siguió y sigue ejerciendo en la Policía bonaerense con las mismas prácticas.
Teresa, el arte y la educación: “la plenitud de hacer lo colectivo”
Teresa Laborde es docente de Historia del Arte en la Universidad de Lanús y participa del Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología, Abremate, de esa casa de estudios. Se dedica a lo que ella llama “la teoría” del arte, pero no siempre fue así. Fue bailarina, actriz, circense y casi acróbata. Cuenta que en esta área de su vida, Teresa también tuvo giros.
–¿Cómo llegaste al arte?
–Al arte llegué de muy chiquita. Ya a los 8 años hacía teatro, jugaba mucho sola, creían que era autista porque no le daba bola a nadie.
–¿Creés que el arte funcionó como una herramienta de sanación?
–No lo pensé así cuando lo ejecutaba. Ahora me doy cuenta que sí, pero no lo elegí por eso. El arte me llevó de viaje por Uruguay, Ecuador, Cuba. Yo ya hacía circo y empecé con acrobacia aérea. Y ahí, un día, me desmayé y empecé con problemas en la espalda. La manera en que yo nací hizo que finalmente me dedique a la Historia del arte, a la teoría, que no pueda seguir haciendo danzas, teatro, tablas. La columna siempre estuvo dobladita.
–¿Por qué?
–Porque mi mamá me parió en la parte de atrás de un auto, esposada, rodeada de policías. Yo caí en el piso, quedé colgando del cordón. Cuando conseguí una beca para estudiar en Cuba en 2001 me tuve que hacer aptos físicos y ahí saltó que tenía la espalda llena de escoliosis pronunciadas. Ya un osteópata me había diagnosticado algún trauma al nacer (ríe). Me terminaron diciendo que me tenía que poner un corset a lo Frida Kahlo y operarme o dedicarme a otra cosa. Por eso terminé estudiando Historia del arte, teoría.
–¿Y lo disfrutás?
–Mucho. Ahora en la Universidad de Lanús trabajo en el Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología, Abremate, y doy clases en el Departamento de Humanidades y Artes, en las carreras de Audiovisión y diseño y Comunicación visual. Hablo todo el tiempo con los pibes. El ambiente, la guerra, la falta de agua, la falta de empatía, la alienación en la pantalla, cómo nadie se mete… Son temas que les preocupan, entonces también trabajamos eso con el arte. Además doy muchas charlas en colegios, aunque eso no es un trabajo. Es parte de mi compromiso más militante, como hija, como sobreviviente.
–¿Y qué es lo que más te gusta de esas charlas en los colegios?
–Transmitir, tratar de abrir cabezas. Una vez en un colegio me preguntaron qué podía decirles para incentivarlos a luchar por sus derechos. Entonces yo les dije que te da plenitud. Es lo que vi siempre en mi mamá. Porque una cosa es tener un arrebato de éxtasis, de alegría, que es efímero, pero lo distinto es la plenitud de hacer lo colectivo. Tener empatía, estar con otros, siempre te va a hacer bien. Hoy por ejemplo, para mi, es estar con los jubilados y los estudiantes, y no dejarlos solos. Eso también es luchar por los Derechos Humanos, de ayer y hoy.
–¿A qué te referís con los derechos humanos de hoy?
–En las últimas décadas se habló mucho de la dictadura, pero casi exclusivamente de la que se vivió entre 1976 y 1983. Es como si de 1983 a esta parte de la historia no se hubiera violado un derecho humano más. Se dejó de hablar de los chicos que tenían hambre. Y eso también fue el Plan Cóndor, el plan económico de la dictadura. Yo siempre les pregunto a los chicos si saben cuánto había de pobreza cuando empezó el golpe militar. Y nadie sabe, pero era del 4%, y los 30 mil que se llevaron justamente lo que querían es que no hubiera ni ese 4%. A eso hay que apuntar.
–Los analistas políticos aseguran que el ascenso de Javier Milei, hasta llegar a ser Presidente, está vinculado al apoyo de los jóvenes. ¿Coincidís con ese análisis?
–Con el discurso de “las fuerzas del cielo”, lograron instalar que la solución tiene que venir de arriba hacia abajo. Pero la verdad es que esto no lo trajo sólo Milei. Si fuera así, nosotros como familia o cualquier sobreviviente, no hubiéramos tenido todas las amenazas que tuvimos en estos más de 40 años. En los ‘80 porque estaba el Juicio a las Juntas, en los ‘90 por la lucha contra el indulto a los genocidas; en los 2000 porque desapareció Julio López. La derecha nunca se fue porque nunca la sacaron. Pero como decía mi mamá, y yo trato de transmitir en los colegios, “nosotros somos muchos más”.
–¿Cómo te sentís hoy con Teresa Laborde?
–Me siento bien. Entendí que sobreviví para poder contar la historia. El teatro, la docencia me dieron esto de poder encarar un tema que no es fácil. Ir a los colegios y contarlo es una manera de ser Teresa, y es lo mismo que hacía mi mamá y sus compañeras.
*Entrevista originalmente publicada en Eter Digital.
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Milei-Bullrich: un año de “protocolo” ilegal, fiebre “antiterrorista” y vía libre al gran delito
10 de diciembre de 2024, por Balance represivo — Política, Libertades Democráticas, Gendarmería, Prefectura, Ministerio de Seguridad, Terroristas, Policía Federal, SIDE, Patricia Bullrich, Terrorismo, Represión, La Libertad Avanza (LLA), Protocolo de Orden Público, Ley Bases, Política, Libertades Democráticas, Gendarmería, Prefectura, Ministerio de Seguridad, Terroristas, Policía Federal, SIDE, Patricia Bullrich, Terrorismo, Represión, La Libertad Avanza (LLA), Protocolo de Orden Público, Ley BasesPasaron de calumniarse en el debate presidencial a soldar una alianza de mano dura. Disparos a los ojos de defensores de derechos humanos. Palos y gases a jubilados que no quieren ser indigentes. Detención y torturas a “terroristas” que no lo son. Pacto con los narcos y los desaparecedores de Loan. Y una preocupación vital: acallar salvajemente los reclamos obreros y sociales. Primer año de un gobierno con el que la libertad es lo que menos avanza.
El martes 2 de octubre de 2023 Javier Milei le dijo al animador Esteban Trebucq, desde la pantalla de A24, que Patricia Bullrich fue una “terrorista tirabombas” que había colocado artefactos explosivos “en jardines de infantes”. Se refería, lógicamente, al pasado militante en la JP de la expresidenta del PRO y, en ese momento, candidata presidencial de Juntos por el Cambio.
Su competidor por La Libertad Avanza la acusó de “montonera”, cuando en verdad Bullrich nunca militó en esa organización armada peronista. “Es un mentiroso, le voy a hacer una denuncia penal”, retrucó inmediatamente Bullrich. Y agregó que Milei no era buen candidato y mucho menos sería buen presidente, por su capacidad para calumniar, su “inestabilidad emocional” y su proyecto que “daña a los argentinos”.
Apenas 69 días después el presidente Milei le tomaba juramento a su ministra Bullrich. La crema ultraderechista festejaba que las rencillas de campaña quedaran atrás (al igual que la supuesta denuncia penal de la “calumniada”). La alianza entre ambos fue tan fuerte que Milei aceptó incumplir la promesa hecha a su vice, Victoria Villarruel, de entregarle los ministerios de Seguridad y Defensa (“es quien más sabe del tema”, había dicho poco antes).
Para los brillosos ojos del gatito mimoso del poder, Pato pasó de ser una despreciable terrorista a la respetable y exitosa “Doctora Bullrich”.
La fusión reaccionaria no frenó las calumnias, las bravatas alimentadas a fake news y demás deshonrosas prácticas. Al contrario, las potenció y convirtió en combustible de la política oficial. No mentía la hoy ministra al alertar del “daño” que podría causar Milei. Lo brutal es que ella se convirtió en una de sus máximas ejecutoras.
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Vale hacer un escueto e incompleto repaso de lo hecho en este año por “la Doctora” y sus tropas de policías, gendarmes y prefectos para confirmar, una vez más, que “el mayor ajuste de la historia” sobre las condiciones de vida de las mayorías populares sólo puede pasar con represión. Y que esa represión se hace bajo la cobertura de la supuesta “seguridad”. Mientras, el gran delito sigue reproduciéndose en manos de las corporaciones criminales, que desde siempre actúan al amparo del Estado capitalista.
Palos, gases y balas
Apenas asumidos, la directiva de Milei a Bullrich fue clara: no escatimar tropas ni gastos al momento de impedir que las calles se llenen de movilizaciones y protestas contra las consecuencias económico-sociales del plan de guerra libertariano. Así, con la ayuda de las corporaciones mediáticas que llevan años demonizando los piquetes y las manifestaciones en el centro porteño, la ministra estrenó su gestión anunciando el “Protocolo de Orden Público”.
El primer año de gobierno dejó en claro que el “protocolo” no sólo es inconstitucional (aunque pocos constitucionalistas hayan levantado la voz) sino que es impracticable cuando la movilización social es masiva. Las marchas universitarias, con decenas de miles de personas copando avenidas y calles de todo el país, dejaron en evidencia los límites estrechos del ideario bullrichista.
La ausencia de más manifestaciones multitudinarias no se funda en el miedo que, genuinamente, se puede tener ante la represión. La clase trabajadora argentina ya pasó unas cuantas y algunas mucho peores que ésta. Fueron las conducciones sindicales y sociales, en especial las peronistas, las que desplegaron una consciente política desmovilizadora a partir del agigantamiento discursivo de aquel “miedo”. Otra sería la historia si esas dirigencias no traicionaran cada germen de lucha.
Así las cosas, cada vez que pudo el Gobierno descargó su furia armada en las calles. A lo largo de un año, los manifestantes heridos a mano de las fuerzas represivas se cuentan de a cientos. Los detenidos de a decenas. Sobran ejemplos de la saña con que policías, gendarmes y prefectos respondieron a la irrupción de movilizaciones populares. Veamos algunos.
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En febrero, durante las protestas contra el primer intento oficial de obtener la Ley Bases en el Congreso, el abogado Matías Aufieri recibió un impacto de bala de goma en su ojo izquierdo. Asesor de la bancada del Frente de Izquierda y miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos , Aufieri estaba sobre Plaza Congreso recogiendo denuncias de heridos. La Federal violó su “protocolo” y atacó a escopetazos a quienes estaban en las veredas. El abogado perdió la visión de su ojo y hoy batalla en una causa penal para juzgar el accionar criminal de las fuerzas de Bullrich.
Otro ejemplo se vio en junio, al votarse nuevamente la Ley Bases. Envalentonada, Bullrich descargó otra feroz represión frente al Congreso y varias cuadras a la redonda. Con ayuda de la Policía de la Ciudad, las fuerzas federales desataron una cacería. Al voleo, apresaron a 33 personas. La Oficina del Presidente dijo que eran “terroristas” que querían “un golpe de Estado”. En cuestión de horas, desde Comodoro Py el fiscal Carlos Stornelli armó una causa acusándolas de delitos gravísimos. ¿Pruebas? Ninguna. Finalmente toda esa gente fue liberada y los cargos se fueron cayendo uno a uno. Ni Bullrich ni Sotrnelli pidieron disculpas.
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Pero esas liberaciones no se lograron sólo por falta de pruebas (las cárceles están llenas de víctimas de causas armadas). Fue determinante la campaña nacional e internacional motorizada desde el Frente de Izquierda, a la que adhirieron personalidades de todas las disciplinas. En el juzgado de María Servini se entregó un petitorio con más de 80 mil firmas reclamando el fin de tan nefasto expediente. ¿Alguna vez Bullrich y sus secuaces pagarán por haberle jodido la vida a decenas de personas (entre las que hubo votantes de Milei que ni siquiera se habían movilizado)?
Un tercer ejemplo completa el cuadro. La violencia estatal ni siquiera se detuvo frente a jubiladas y jubilados que, cada miércoles, marchan dando testimonio del desprecio oficial hacia millones de adultos mayores condenados a una vejez indigente. No sólo les rebanan sus haberes y recortan sus remedios. Si osan hacerse oír, allí están los “fuerzas del orden” para castigarles. Ahí también las conducciones boicotearon la lucha. Por eso no es casualidad la reaparición en carteles y pancartas recordando a la luchadora Norma Plá.
El ajuste sólo pasa con represión. Y vaya si Milei y Bullrich hicieron esfuerzos denodados en este año para demostrarles a los grupos económicos que manejan los destinos del país que este gobierno no escatimará tropas y gastos para consumar, a como dé lugar, este nuevo plan de saqueo a la población trabajadora. Por eso es de primer orden multiplicar la resistencia y la movilización, organizada desde abajo, para pararles la mano.
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“¿El que las hace las paga?”
Además de “terminar con los piquetes”, La Libertad Avanza asumió el poder prometiendo dar soluciones a la (mal) llamada “inseguridad”. Para justificar el reforzamiento presupuestario, de personal y tecnológico del aparato represivo, Bullrich repite como lora desde hace años varios clichés securitarios. Siempre ensalzando las ventajas de la “mano dura” y esquivando toda complejización del tema.
Pero una cosa es el chamuyo y otra la realidad. Las políticas de ajuste integral de las condiciones de vida de la población son garantía de más descomposición y violencia social, de las que se nutre el crimen organizado y se expresan cotidianamente en las más variadas formas. En el supuesto combate a la “inseguridad ciudadana” no hay “éxitos” ni estadísticas positivas para mostrar. Todo lo contrario.
A principios de agosto preguntamos por qué el Estado no quería encontrar a Loan Peña, el nene de cinco años secuestrado en Corrientes tras un almuerzo familiar. Entre los “éxitos” que Milei ve en la gestión Bullrich, tamaño fracaso fue silenciado. La ministra amagó con ponerse al frente de la búsqueda, pero su determinación duró lo que un gas en un canasto. Loan sigue desaparecido y las cadenas mediáticas oficialistas ya no preguntan por él.
A mediados de octubre, durante una exposición de Bullrich en la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, Nicolás del Caño le preguntó “¿dónde está Loan? Porque cuando estaban todos los medios en Corrientes vimos cómo la ministra hizo todo un show y sería importante que brinde una respuesta ahora”. Ella, sin vergüenza, respondió a lo Poncio Pilatos: “Ojalá todos los casos se resolviesen, seríamos el mundo perfecto”.
Otro tema en el que Bullrich quiso pisar fuerte fue en la sucesión de hechos, que incluyeron asesinatos de trabajadores al voleo, vividos en Rosario a principios de año. Fáciles para etiquetar con liviandad, desde el Ministerio empezaron a hablar de “narcoterrorismo”, figura acuñada por los estrategas de la “guerra contra el narco” impulsada desde Estados Unidos. Una política que fracasó totalmente en Colombia y México, al menos en sus objetivos formales.
Estudiosos del asunto, como el periodista Germán de los Santos, destacan que el hecho fáctico de la merma de crímenes que conmocionaron a Rosario en el verano se debe más a un pacto de convivencia entre bandas y autoridades que a un acertado plan para desbaratar el entramado del multimillonario negocio de la exportación de drogas desde los puertos privados santafesinos.
El reciente video de cuatro encapuchados amenazando al gobernador Pullaro y la ministra Bullrich ya está sospechado de ser una fake viralizada desde oficinas estatales. Su objetivo, totalmente verosímil, sería fomentar el miedo en sectores de la población, lo que justificaría el refuerzo del control policial en las calles. Mientras, quienes se enriquecen narcotraficando aceptan bajar el nivel de violencia callejera a cambio de que nadie les toque el negocio.
Bullrich se jacta de ser exitosa en uno de los temas top de su electorado. Pero al momento de presentar “resultados” sus alforjas están más que vacías. Así se lo advirtió este domingo Eduardo Van der Kooy en Clarín. Desde la óptica del editorialista de la empresa periodística que más leen las clases medias, Milei fue exitoso en “reponer el orden callejero alterado por los movimientos sociales”, pero “los delitos, la violencia y las muertes se continúan multiplicando en todos los rincones del país”. De todos modos, Bullrich no dejará de ser invitada estrella de TN.
Son muchos los spots y posteos en los que el Presidente y la ministra insisten con el cliché de “el que las hace las paga”. Pero nunca aclaran qué es lo que debe “hacer” alguien para “pagar”. Queda claro que para ellos deben pagar quienes se organizan y salen a luchar por sus derechos básicos. No los secuestradores de Loan, ni los magnates del contrabando. Mucho menos los fugadores de capitales, premiados por Milei y Luis Caputo con un “blanqueo” que no pregunta de dónde salieron los millones.
¿Dónde están los terroristas?
En el balance de este año de gestión Bullrich no pueden faltar los bochornosos operativos de “inteligencia” de las fuerzas que ella conduce, cuyos resultados más recordados no son la resolución de crímenes sino las cataratas de memes. La tolerancia ministerial a la exposición al ridículo es encomiable. Pero el tema no es gracioso, sino por demás peligroso.
En enero la ministra anunció con bombos y platillos que, tras arduas tareas de espionaje, las fuerzas a su mando lograron “neutralizar” una “célula terrorista” que buscaba “atentar” contra edificios de la comunidad judía en Buenos Aires. Con información provista por la Embajada de Israel, se detuvo a la “banda” integrada por un profesor de ping-pong de origen sirio-colombiano que acababa de llegar al país, un peluquero porteño y un turbio personaje relacionado con los servicios de inteligencia. Este último fue, a la vez, la “fuente” principal en la que se basó el Ministerio para armar el relato.
A los pocos días de esas detenciones, la jueza federal María Eugenia Capuchetti ordenó la libertad y dictó la “falta de mérito” de los supuestos “terroristas”. No había una sola prueba que los relacionara entre sí y mucho menos que permitiera sospechar siquiera de la comisión de un atentado a sedes judías. Todo fue un invento de Bullrich y sus agentes.
Más arriba se contó cómo, en junio, el Gobierno detuvo a 33 “terroristas” (en su mayoría manifestantes) en los alrededores del Congreso y cómo la causa abierta por el fiscal Stornelli terminó en el basurero de Comodoro Py. Hay que agregar que, durante su detención, varias de esas personas fueron torturadas y que la saña represiva también se descargó contra trabajadoras y trabajadores de prensa que cubrían los acontecimientos.
La multiplicidad de atropellos, que en algunos casos dejaron secuelas graves en las personas reprimidas, fueron denunciados internacionalmente por organismos de derechos humanos, sindicatos y otras organizaciones civiles. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos puso la lupa sobre esas conductas represivas. Los funcionarios respondieron a sus inquietudes con los mismos clichés insustanciales usados por Bullrich. Pero nada de eso fue “noticia” para las “ensobradas” cadenas informativas.
Otro bochorno “antiterrorista” se produjo en septiembre, tras el estallido de una “carta bomba” en las oficinas de la Sociedad Rural Argentina en el barrio de Palermo. Los “expertos” del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal aún no dijeron si el artefacto lo envió un “lobo solitario” o salió de las cloacas de la SIDE. Pero Bullrich aprovechó la volteada para anunciar la supuesta desarticulación de otra “célula”.
El único detenido fue un operador inmobiliario de Floresta. Pasó encanado todo un fin de semana. Al escucharlo y evaluar las “pruebas”, el juez federal Daniel Rafecas lo liberó y le dictó “falta de mérito”. Ni siquiera anduvo cerca de la sucursal de Andreani desde donde salió el paquete. Y además en su heladera encontraron milanesas de pollo. Dato no menor, ya que al anunciar su detención Bullrich aseguró que su perfil se correspondía con “sectores anarquistas y extremistas veganos” que ponen “carteles y manchas de sangre” en los alrededores de La Rural.
La fiebre “antiterrorista” de la ministra y sus funcionarios (como los abogados reaccionarios Fernando Soto y Carlos Manfroni) parece no encontrar límites. Lo bizarro es que, mientras los encargados de la “seguridad” inventan células y atentados, justificando un gasto público millonario en “investigaciones” que no conducen a ningún lado, la misma Bullrich está implicada en una causa por la provisión de 70.000 municiones antitumulto y cientos de granadas de gas a los golpistas bolivianos que en noviembre de 2019 infundieron terror de verdad a la población. Fue en su anterior gestión en el Ministerio, durante la presidencia de Mauricio Macri.
Principio de revelación
A todo lo anterior hay que sumar el intento del Ministerio de Seguridad de convertir en leyes un paquete de proyectos que buscan reforzar el control social, especialmente en las barriadas populares, y dotar al Estado de más “herramientas” para reprimir. Nada de eso tiene que ver con una lucha seria contra el crimen organizado. El resultado obvio de la aplicación de esas leyes serán más palos, gases y balas.
Sólo el Frente de Izquierda repudió sin titubeos esos proyectos parlamentarios. En mayo la diputada del PTS-FITU Myriam Bregman alertó que con la baja de la edad de imputabilidad y leyes como la de “orden público”, “antimafias”, “reiterancia” y “datos genéticos” en verdad La Libertad Avanza busca imponer “un virtual estado de sitio”. Su denuncia tuvo gran repercusión pública, pero los partidos opositores mayoritarios se negaron a frenar los proyectos.
A Milei le gusta hablar del “principio de revelación” cuando, según su propio relato, la “casta” demuestra lo que es y permite que cada quien decida ubicarse del lado de “los argentinos de bien” o del de los malignos “mandriles”. Pero bien podría usarse ese principio para revelar el plan represivo que, camuflado de políticas de “seguridad”, el Presidente y su ministra despliegan en función de garantizar la aplicación del “mayor ajuste de la historia argentina”.
La retorcida referencia a las “bombas en jardines de infantes”, creada por Milei en su campaña electoral contra Bullrich, tal vez sea una buena metáfora de este año de gobierno liberfacho. Con los fierros del Estado en sus manos (tanto legales como ilegales), con la colaboración de los partidos tradicionales (¡la “casta”!) y el repiqueteo de discursos reaccionarios desde las principales usinas mediáticas, Milei Hermanes & Cía demostraron ser por demás peligrosos para una población empobrecida, hambreada y vulnerable.
El verdadero “terror” lo practica La Libertad Avanza, con un relato represivo armado en pos de ocultar el programa económico-social de fondo, que favorece a minorías sociales parasitarias a costa de una mayor explotación y opresión de las mayorías. Un populismo de ultraderecha que tiene su correlato internacional en el alineamiento con genocidas como Netanyahu o fóbicos de toda disidencia como Trump o Bolsonaro.
¿Qué pasaría si esas mayorías se organizaran desde abajo, debatieran una salida real a las penurias provocadas por todos los gobiernos y coordinaran verdaderas acciones masivas que le impongan al Estado respuestas concretas a sus reclamos? ¿Cuántas “bombas” podrían tirar en “jardines de infantes” los herederos sentimentales (y en algunos casos también biológicos) del terrismo de Estado? Si algo queda claro en este año de libertarianismo rabioso es que no será de la mano de Milei y Bullrich que avanzará la libertad para todas y todos.
Ya se dijo hace meses en este mismo sitio. Si los nostálgicos del terrorismo de Estado deciden ir contra derechos fundamentales de toda la sociedad, hay que enfrentarlos con la mayor movilización social, hasta derrotarlos.
Patricia Bullrich, Javier Milei, Karina Milei y la plana mayor de la Policía Federal
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Declaran de interés municipal los Homenajes a las Víctimas de Cromañón en La Matanza
2 de diciembre de 2024, por A 20 años — Política, Zona Oeste del Gran Buenos Aires, Libertades Democráticas, Provincia de Buenos Aires, La Matanza, República Cromañon, Cromañon, Cromañón, Natalia Hernández, Política, Zona Oeste del Gran Buenos Aires, Libertades Democráticas, Provincia de Buenos Aires, La Matanza, República Cromañon, Cromañon, Cromañón, Natalia HernándezSe resolvió en la décima sesión ordinaria del año del Concejo Deliberante. Familiares y sobrevivientes reclaman hace dos años que se les permita poner el nombre “Plaza de la memoria. Los pibes de Cromañón presentes” a la plaza del barrio 17 de marzo. La lucha contra la impunidad continúa.
En el salón donde se desarrollaba la sesión, familiares y sobrevivientes levantaron durante horas una bandera con letras negras: “Los pibes de Cromañón presentes”. En el año 2022, las familias de los pibes junto a la concejala Natalia Hernández (PTS-FITU) presentaron un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante de La Matanza para el nombre de la plaza "Plaza de la memoria. Los pibes de Cromañón presentes". Registrado como Expediente 14417/22, el proyecto dice: "Familiares, sobrevivientes, amigos y vecinos del Barrio 17 de Marzo del partido de La Matanza, desde hace 17 años empezaron a construir una plaza para toda la comunidad y en homenaje a las 194 víctimas fatales, considerando que cuatro de ellas crecieron y vivieron toda su vida en este barrio hasta aquella fatídica noche d 30 de diciembre de 2004. Este espacio es de recreación, reflexión, memoria y concientización para la actual y futuras generaciones".
Y este año otro proyecto para que se declaren de interés municipal las actividades que realizan en ese espacio hace años en conmemoración de los chicos.
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Aunque el expediente original no fue tratado por responsabilidad del PJ, gracias a la insistencia de los concejales del FITU se aprobó sobre tablas declarar de interés municipal todos los Homenajes que se realizaran en el distrito en homenaje a las víctimas de la masacre.
Los pibes de Cromañón presentes
En el Barrio 17 de marzo, en La Matanza, hay una placa que dice "Los pibes de Cromañón presentes", que familiares y sobrevivientes pusieron el diciembre del año pasado, Pedro Antonio López, Derlys Espínola Monjes, Hugo Alejandro Zamudio, Alicia González Fretes, son algunos de los nombres que se leen en la plaza. Desde hace más de una década, hermanos, padres, hijos y nietos de víctimas de Cromañón, pelean por ese espacio en su memoria.
“Una fábrica en mal estado en Cromañón, un tren en mal estado es Cromañón. Hoy en día el gobierno avala a los empresarios y no les importan las condiciones solamente que les conviene a los empresarios” dice Elsa, madre de Hugo Zamudio, una de las víctimas de la masacre. “Luchamos por el nombre de la plaza, Los pibes de Cromañón presentes” agrega.
Los sobrevivientes, familiares y amigos volvieron a mostrar que la impunidad no es imbatible, que no se resignan. Durante todos estos años no dejaron de pelear por justicia. “Familiares y sobrevivientes, que del dolor de haber perdido a un hijo y a un hermano lo transformaron en solidaridad” dijo la concejala Natalia Hernández, luego de señalar que más del 30% de los pibes que murieron esa noche lo hicieron por haber entrado varias veces a sacar a un amigo, a un conocido, a otros pibes que se asfixiaban ahí adentro. “Es un orgullo acompañarlos en esta pelea incansable por justicia y contra la impunidad”.
En la Plaza De Memoria Los Pibes De Cromañón Presentes, Barrio 17 De Marzo (Colonia e Ibarrola), realizarán un homenaje a los chicos.
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Torres y Bullrich lanzaron el Comando Unificado de Seguridad en Comodoro Rivadavia
2 de diciembre de 2024, por Control represivo — Política, Chubut, Libertades Democráticas, Cárceles, Comodoro Rivadavia, Chubut , Control social, Criminalización de la pobreza, Represión, Ignacio Torres, Política, Chubut, Libertades Democráticas, Cárceles, Comodoro Rivadavia, Chubut , Control social, Criminalización de la pobreza, Represión, Ignacio TorresEste lunes 2 de diciembre el gobernador, Ignacio Torres, junto a la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, y el intendente de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili, lanzaron el Comando Unificado en la ciudad. Torres no contento con impulsar la agenda represiva y de militarizar con fuerzas federales las ciudades de la provincia, anunció que “obligará a trabajar a los presos en Chubut”.
Este 2 de diciembre, el gobernador Torres, junto a la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, lideró el lanzamiento del Comando Unificado en Comodoro Rivadavia y anunció que la provincia será la primera en Argentina en implementar el trabajo obligatorio para los presos, como parte de una reforma al sistema penitenciario.
El acto se desarrolló con la presencia de la ministra de Seguridad de Nación, Patricia Bullrich y el ministro de Justicia, el ministro de Seguridad y Justicia de Chubut, Héctor Iturrioz y el intendente de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili.
Torres anunció las mismas recetas de siempre: más fotos, más policía provincial, más fuerzas federales, y el despliegue del aparato represivo del estado. Las mismas recetas que vienen fracasando una y otra vez por los innumerables lazos de las fuerzas policiales y de seguridad con el gran crimen organizado que golpea en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
La derecha política en el gobierno continúa la política de Arcioni y Fernández de sostener e impulsar campañas de control social y represión con la excusa de intentar enfriar el “mapa del delito”.
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Durante el acto, Torres anunció una reforma del sistema carcelario provincial: “Chubut va a ser la primera provincia en la Argentina donde los presos van a tener que trabajar para devolverle a los contribuyentes algo del esfuerzo fiscal que se da en el sostenimiento del sistema carcelario provincial”.
Durante el mes de octubre de este año, la cartera a cargo de Patricia Bullrich anunció, junto al Servicio Penitenciario Federal, el programa Manos a la Obra. Allí se menciona, en palabras de Bullrich, que el “objetivo es devolverle a la sociedad lo que se le quitó. No queremos volver a mandar un delincuente a la calle, pero tampoco queremos que los delincuentes, en vez de trabajar (…), aquí cobren un salario por no hacer nada. No vamos a aceptar esa injusticia, ni vamos a aceptar que el salario de una persona que sí trabaja en las cárceles sea igual o mayor al de aquella persona que ha hecho las cosas bien”. Y agregó: “Se terminó que todos los presos cobren sin trabajar”. Queda claro que Torres y Bullrich están en un 100% de acuerdo.
Desde el PTS rechazamos este anuncio del gobernador Torres de impulsar "el trabajo en las cárceles", ya que es una forma que perpetúa este sistema socal, el capitalismo, basado en la explotación del trabajo humano y sus consecuencias como la mayor desigualdad social, la marginalización de amplios sectores de la población y la violencia contra el pueblo pobre.
Respuestas represivas contra el pueblo trabajador que favorecen el gran delito
El caballito de batalla de los diferentes gobiernos, que nuevamente repiten Bullrich y Torres, para poblar de efectivos armados, patrulleros, cámaras y demás (onerosos) implementos de “seguridad” las calles de los barrios populares del país es el supuesto “combate” al crimen organizado, empezando por el narcotráfico. Pero desde hace décadas, paralelamente al crecimiento de esas tropas en las barriadas y a la detención de jóvenes pobres por portación de rostro (o de visera), también crece el gran delito.
En el marco de la profunda crisis económica y social por la que atraviesa el país, con sus lógicas consecuencias en términos de degradación en las condiciones de vida de las masas, el reforzamiento de los dispositivos represivos del Estado tiene el objetivo principal de controlar las regiones populosas a fin de evitar al máximo que la bronca y el descontento social se organicen y expresen en forma de lucha colectiva.
Desde el PTS en el Frente de Izquierda repudiamos esta nueva ofensiva securitaria y represiva que impulsa el gobierno provincial y nacional y llamamos a los organismos de derechos humanos, organizaciones políticas y sociales a repudiar el Comando Unificado en Comodoro Rivadavia.
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Voces de hinchas de Godoy Cruz víctimas de la brutalidad de la Policía
26 de noviembre de 2024, por Mendoza — Deportes, Mendoza, Libertades Democráticas, Godoy Cruz, Policía de Mendoza, Liga Profesional del Fútbol Argentino, Deportes, Mendoza, Libertades Democráticas, Godoy Cruz, Policía de Mendoza, Liga Profesional del Fútbol ArgentinoLa represión en los espectáculos deportivos no es un fenómeno nuevo, pero los últimos acontecimientos en el Estadio Malvinas Argentinas durante el partido entre Godoy Cruz y Vélez Sarsfield han puesto en evidencia una vez más el abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad. En esta oportunidad, varios hinchas resultaron heridos, y las experiencias vividas por Maximiliano Lucero, su hermano Marcos y Tomás Barbaran, otro joven afectado, nos revelan el costo humano detrás de estas acciones.
Maximiliano Lucero: una herida que pudo ser fatal
Maximiliano, un joven socio de Godoy Cruz, acudió al estadio como cualquier hincha: con la ilusión de alentar a su equipo. Sin embargo, lo que debía ser una jornada festiva terminó en una pesadilla cuando fue víctima de un violento operativo policial.
“Yo no estaba haciendo nada malo. Fui a ayudar a un niño que estaba en peligro, mientras los adultos con los que estaba siendo golpeados por la policía. En ese momento, recibí un impacto en la cabeza. Todo sucedió tan rápido. Sentí un estallido y, cuando reaccioné, me di cuenta de que estaba ensangrentado y aturdido. Nadie hizo nada por ayudarme", relata Maximiliano, quien sufrió una fractura de cráneo y requirió una sutura de doce puntos.
A pesar de la gravedad de su estado, los servicios de emergencia en el estadio no lo trasladaron a un hospital. “Mi hermano y yo tuvimos que caminar casi un kilómetro para que lo atendieran en la platea techada, y aún así, el vendaje que le hicieron fue provisorio. Tuvimos que salir por nuestros propios medios hacia una clínica, mientras los policías que estaban en las cercanías se reían al vernos”, cuenta Marcos Lucero, hermano de Maximiliano.
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Marcos Lucero: el impacto emocional y físico
Marcos, quien también fue agredido durante el operativo, describe la escena como un caos controlado por la violencia. “La policía no tiene criterio. Avanzaron como un ejército, golpeando indiscriminadamente con escudos y caballos, sin importar si era un niño, una mujer o un anciano. A mí me empujaron al zanjón y ahora no puedo trabajar por la lesión en mi rodilla”, afirma.
Pero lo más Impactante para él fue ver a su hermano herido y la indiferencia de las autoridades. “Mi hermano pudo haber perdido la vida. Y los policías, en lugar de preocuparse, lo miraban con satisfacción, como si lo que hicieron fuera un logro. Es inaceptable.”
Tomás Barbaran: otro rostro de la violencia policial
Tomás, otro hincha presente en el lugar, también sufrió la represión de cerca. “Nosotros estábamos en la fila para ingresar a la Platea Descubierta, con el DNI en mano, sin hacer nada. De repente, llegó la policía motorizada y comenzaron las corridas, movieron las vallas y empezaron a pegar sin motivo. Yo estaba con mi abuelo, un señor jubilado, y traté de contener una de las vallas que se nos venía encima, mientras les gritaba que pararan. Pero no les importó nada: tiraron caballos, pegaron balas de goma, había niños, mujeres, jubilados, y seguían avanzando con violencia.
En medio del caos, ayudamos a sacar niños que estaban atrapados, incluso a un hombre que se cayó con su hijo. La policía le tiraba el caballo encima mientras intentaba levantarse. Fue un desastre, sin criterio, sin importarles a quién golpeaban. En un momento lo veo a Maxi que tenía un corte profundo en la cabeza”.
Él también señala la falta de protocolos adecuados. “Nos trataron como delincuentes, cuando lo único que queríamos era entrar tranquilos a la cancha. Esta vez nos tocó a nosotros, pero esto pasa siempre.”
Vicegobernadora me tomo el atrevimiento de presentarme: soy Maximiliano Lucero, socio de Godoy Cruz que recibió un balazo en la frente por parte de la policía en el ingreso al Malvinas Argentinas el domingo pasado. No pude entrar a la cancha, pero porque terminé en urgencias. https://t.co/5GMxumxdi4 pic.twitter.com/KXIhrcAsEb
— Maximiliano Lucero (@Maximil10440223) November 26, 2024
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Un problema recurrente y sistemático
Los testimonios de Maximiliano, Marcos y Tomás no son aislados. Denuncian un patrón sistemático de represión en los operativos policiales en espectáculos deportivos. “Esto pasa en todos los partidos. Siempre hay tiros, golpes y represión desmedida”, asegura Marcos.
Los afectados están en proceso de radicar denuncias para que estos abusos no queden impunes. Sin embargo, los tiempos judiciales suelen ser lentos. “Queremos que esto sea visible para que no le pase a nadie más. La cancha debería ser un lugar de fiesta, no de terror”, concluye Marcos.
¿Hasta cuándo la impunidad?
Estos testimonios reflejan el alto costo humano de un sistema represivo que, lejos de garantizar seguridad, pone en peligro la integridad de las personas. La violencia estatal deja marcas no solo físicas, sino también emocionales en quienes la padecen, y evidencia la urgente necesidad de revisar los protocolos de actuación de las fuerzas de seguridad en eventos deportivos.
Mientras las autoridades continúan desestimando estas denuncias, queda claro que estos operativos no son excesos aislados. Lejos de ser simples "medidas de seguridad", forman parte de un modelo estructural que busca perpetuar el control social, proteger a los responsables políticos y judiciales, y consolidar la impunidad como política de Estado.