Portada del sitio > Contactos > La Izquierda Diario - Libertades democráticas
http://www.laizquierdadiario.com/Libertades-Democraticas
Artículos
-
La creación de la Conadep: la teoría de los dos demonios y el impacto del Informe “Nunca Más”
13 de diciembre de 2024, por A 41 años — Historia, Libertades Democráticas, Lesa humanidad, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, Crímenes de lesa humanidad, Conadep, Javier Milei, Victoria Villarruel, Historia, Libertades Democráticas, Lesa humanidad, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, Crímenes de lesa humanidad, Conadep, Javier Milei, Victoria VillarruelHace 41 años, el gobierno radical de Raúl Alfonsín creo la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), con la misión de investigar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar en Argentina. El silencio sobre la Triple A, la teoría de los dos demonios y el objetivo del informe Nunca Más.
El 15 de diciembre de 1983, cinco días después de asumir la presidencia de la Nación, Raúl Alfonsín creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), que un año después pasaría a la historia por el informe Nunca Más.
Al momento de la creación, el Poder Ejecutivo destacaba la necesidad de conocer la verdad como base de la futura “unidad” y “reconciliación” nacional. El informe Nunca Más representó, según Alfonsín, un “aporte fundamental para que, de aquí en adelante, los argentinos sepamos cabalmente, por lo menos, cuál es el camino que jamás deberemos transitar en el futuro. Para que nunca más el odio, para que nunca más la violencia perturbe, conmueva y degrade a la sociedad argentina.
Si bien las cúpulas de las Fuerzas Armadas habían rechazado la creación de la Conadep, su existencia desde fines de 1983 respondía a las aspiraciones del gobierno de Alfonsín de dar por terminado el tema de la violación de los derechos humanos con el menor costo posible para la institución militar y las fuerzas de seguridad.
“Unidad” y “reconciliación” nacional no podían tener otro significado. La Conadep estuvo integrada por personalidades destacadas de la cultura. Su presidente fue el escritor Ernesto Sábato, quien había sido cuestionado por su postura frente al golpe de 1976 (compartió un almuerzo con Jorge Rafael Videla en el que le agradeció y lo elogió por haberse puesto al frente del gobierno, luego cambio de posición y adscribió a la llamada teoría de los dos demonios).
Te puede interesar: Nulidad de la Obediencia Debida y Punto Final: una larga lucha terminó con las leyes de impunidad
Sábato estuvo acompañado por la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández Meijide (madre de un desaparecido y miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos -APDH-), el médico René Favaloro y religiosos de todos los cultos como Jaime De Nevares y Marshall Meyer, entre otras personalidades.
En los hechos concretos, la Conadep representaba un intento oficial de desmovilizar a los sectores que, junto con los familiares de los desaparecidos y los organismos de derechos humanos, reclamaban juicio y castigo para todos los genocidas.
Los objetivos concretos
En primer lugar, los objetivos de la Conadep se alineaban con la orientación impulsada por el gobierno de Alfonsín de juzgar únicamente a los miembros de las juntas militares que ocuparon la Casa Rosada entre 1976 y 1983.
Así, como indica su nombre, la Comisión se limitaba a reunir información sobre la identidad de los desaparecidos (en base a denuncias y testimonios de sobrevivientes) y a examinar la metodología empleada por la dictadura, sin recurrir a los innumerables archivos que el Estado recibió de esa misma dictadura y que hasta el día de hoy, en gran medida, siguen bajo siete llaves.
Si bien los testimonios de los sobrevivientes estaban llenos de menciones sobre sus secuestradores y torturadores, la Conadep no tenía como propósito develar la identidad de militares ni civiles cómplices, sino dar a conocer la existencia de un plan sistemático de desaparición de personas durante la dictadura.
De ese modo, la Conadep desestimaba el discurso militar sobre supuestos excesos cometidos durante el gobierno de facto pero, al mismo tiempo, evitaba contribuir con el juzgamiento de los genocidas. Este aspecto fue denunciado por las Madres de Plaza de Mayo que, desde un principio, no apoyaron la formación de la Conadep.
En segundo lugar, la Comisión se limitó al tratamiento de las desapariciones ocurridas en los primeros años de la dictadura militar, desestimando la investigación de los asesinatos cometidos por la Triple A durante el gobierno de Perón e Isabel. Este recorte temporal respondía a la política del gobierno de evitar el involucramiento de la dirigencia peronista pero también de sus propios correligionarios.
El informe Nunca más
Así, el 20 de septiembre de 1984 aún no se encontraba definida la instancia judicial que evaluaría la información reunida en el Nunca Más. En diciembre de 1983, el gobierno radical había derogado la ley de amnistía, estableciendo por decreto el procesamiento de las cúpulas guerrilleras y la persecución penal de las Juntas militares.
Mientras la Conadep se reunía con el presidente en la Casa de Gobierno, unas 70.000 personas se concentraban en Plaza de Mayo para marchar hacia los Tribunales en reclamo de justicia civil. Hasta ese momento no estaba claro si el juzgamiento de los responsables iba a quedar en manos del Poder Judicial o de la llamada Justicia Militar.
A los pocos días, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas declaró legítimas las órdenes dadas por las juntas militares y el tratamiento jurídico quedó a cargo de la Cámara Federal.
La teoría de los dos demonios
“Durante la década del '70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda”, arrancaba el prólogo del Nunca Más. A continuación indicaba que “a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos”.
El prólogo fue escrito por Ernesto Sábato y acompaña el informe que publicó como libro la editorial de la Universidad de Buenos Aires, Eudeba. En este texto se resume la interpretación que el gobierno de Alfonsín intentó imponer, con la colaboración inestimable de los miembros de la Conadep sobre lo sucedido en los años 70 y las respuestas dadas por los militares durante los siete años de gobierno de facto.
En esta interpretación, que equipara los crímenes del terrorismo de Estado con el accionar de las organizaciones armadas (la llamada “teoría de los dos demonios”), se oculta que el golpe militar tenía por objetivo liquidar a toda una generación de luchadoras y luchadores obreros y populares. Porque al momento del golpe la guerrilla estaba diezmada, mientras que la clase obrera se enfrentaba a la burocracia sindical peronista y a las patronales.
En esos años, los trabajadores construyeron las Coordinadoras Interfabriles, desde donde organizaron las huelgas y movilizaciones de masas que lograron destituir al ministro de economía Celestino Rodrigo y a uno de los principales organizadores de la Triple A, José López Rega.
La clase obrera, que tenía como aliado al movimiento estudiantil, iniciaba un proceso de enfrentamiento con el peronismo en el poder. Un movimiento obrero, que aún quebrada sus organizaciones de base y desaparecidos sus principales dirigentes, continuó resistiendo durante la dictadura.
Pero el informe de la Conadep perseguía un ambicioso interés: colaborar con la recomposición del Estado burgués. Para eso fue necesario equiparar la lucha de clases con el terrorismo, ocultar a la clase obrera como sujeto y presentar a la mayoría de los desaparecidos como inocentes víctimas sin ideología, que quedaron atrapados entre el fuego cruzado de la extrema derecha y la extrema izquierda.
El informe también oculta que, previo al golpe, la democracia burguesa, fue el régimen de la violencia contrarrevolucionaria que organizó bandas paraestatales, la Triple A, junto a la burocracia sindical, para quebrar esa alianza de clase entre el movimiento obrero y la juventud.
Un segundo prólogo
El segundo prólogo del Nunca Más, publicado en 2006 (a treinta años del golpe) si bien reivindicó el informe de la Conadep, cuestionó la teoría de los dos demonios: “es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como un juego de violencias contrapuestas”, dice y reconoce que, al momento del golpe militar, “la guerrilla ya había sido derrotada militarmente”.
Ese nuevo prólogo, escrito por el entonces secretario de Derechos Humanos de la Nación, se ubicaba a la izquierda del escrito por Sábato, pero no daba cuenta del ascenso obrero-estudiantil, y en consecuencia, de los objetivos contrarrevolucionarios del golpe.
Relatos
En ese entonces, el relato del kirchnerismo reivindicaba la militancia de los 70 al tiempo que ocultaba el ascenso revolucionario de la época. Porque quienes asumieron el gobierno post 2001 también tuvieron la tarea de recomponer el orden institucional: apelaron a la Corte Suprema para que declare inconstitucional las leyes de impunidad; el 24 de marzo de 2004 el presidente Néstor Kirchner ordenó que los cuadros de Videla y Bignone, que estaban colgados en una de las galerías del Colegio Militar, fueran retirados.
Estas concesiones parciales de los gobiernos kirchneristas fueron acompañadas de la cooptación de organismos de derechos humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, presididos por Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, respectivamente.
Pero para el 24 de marzo de 2013, Cristina daría una nueva interpretación a lo sucedido en los 70, más cerca del primer prólogo. Consolidada la cooptación de algunos de los organismos y con la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano, la presidenta convocó a un acto oficial en el ex centro clandestino de detención de la Fuerza Aérea en Morón, la Mansión Seré, y tuvo como invitadas a dos integrantes destacadas de la Conadep: Magdalena Ruiz Guiñazú y Graciela Fernández Meijide, defensoras del Punto Final, la Obediencia Debida y la teoría de los dos demonios.
En su discurso, Cristina Kirchner reivindicó a la Conadep y destacó que “el odio nos convierte también en personas feas, no se puede vivir con odio”, para rememorar a continuación “la tragedia que hemos vivido, familias donde había una víctima y del otro lado un victimario". Un discurso que, claramente, respondía al clima de reconciliación promovido desde la Santa Sede.
Negacionismo
El gobierno de Mauricio Macri estuvo cargado de negacionismo. Habló de curros de los derechos humanos e intentó darle más atribuciones a las Fuerzas Armadas, a quién no dejó de elogiar, y pretendió, vía la Corte Suprema, otorgarle el 2x1 a los condenados por crímenes de lesa humanidad. Una inmensa movilización, casi espontánea, colmó la Plaza de Mayo que se extendió por todas las calles laterales. Un intento de impunidad que fue derrotado en las calles.
Te puede interesar: Macri y una política para fortalecer a las Fuerzas Armadas
En la era de Millei y Villarruel
Con los libertarios, el negacionismo volvió a la primera plana. Durante los debates presidenciales, Javier Milei negó la desaparición de 30.000 luchadores y reivindicó a las Fuerzas Armas. Solo Myriam Bregman lo enfrentó y desmintió con datos certeros.
Te puede interesar: Milei siempre miente: en 1978 los militares ya hablaban de 22 mil víctimas de la represión
Luego, bajo el nuevo gobierno, un grupo de diputados de La Libertad Avanza fueron al penal de Ezeiza a visitar a genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad. En tanto Victoria Villarruel convocó a un acto en el Senado para homenajear a las "víctimas" del terrorismo. Entre ellas la hija de José Rucci, un sindicalista peronista que apoyaba los crímenes de la Triple A.
Te puede interesar: Penal de Ezeiza. Castillo sobre la visita a genocidas: “Hay que investigar también las contradicciones del Poder Ejecutivo”
El gobierno que reivindica el legado económico del golpe genocida de 1976 busca también la reconciliación con aquellos que asesinaron a miles de trabajadores y jóvenes para imponer un plan de país al servicio del gran capital y el imperialismo. Por eso hoy como ayer, la lucha contra la reconciliación y la impunidad sigue más presente que nunca.
Te puede interesar: La verdad completa de Villarruel escamotea los crímenes de la Triple A y los de las Fuerzas Armadas
-
Denuncian a Laje y al Gordo Dan por apología del crimen e incitación a la violencia colectiva
13 de diciembre de 2024, por Comodoro Py — Política, Libertades Democráticas, Javier Milei, Agustín Laje, Ultraderecha, La Libertad Avanza (LLA), Negacionismo , Política, Libertades Democráticas, Javier Milei, Agustín Laje, Ultraderecha, La Libertad Avanza (LLA), NegacionismoDos denuncias penales ya se encuentran en los juzgados de Lijo y Rafecas. Las firman abogados y referentes de organizaciones nucleadas en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia. Por los delitos que se les adjudican podrían tener penas de hasta seis años de prisión.
En las últimas horas Agustín Laje y Daniel “el Gordo Dan” Parisini, dos de los más fervientes propagandistas del ultraderechista gobierno de les hermanes Milei, fueron denunciados penalmente por un conjunto de organizaciones de derechos humanos, políticas, sociales y culturales. Desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) , que nuclea a esas organizaciones, los acusan de encabezar una sistemática campaña de odio, discriminación y apología del crimen contra referentes y grupos de personas a través de medios y redes sociales.
“Como nos enseñaron Norita (Cortiñas), Mirta (Baravalle) y todas las Madres (de Plaza de Mayo), instamos la presente denuncia”, dicen los dos escritos presentados ante los Tribunales Federales de Comodoro Py (a los que accedió este diario). Allí recuerdan que el EMVJ es un “espacio unitario, independiente del Estado y los gobiernos” que lleva años “impulsando los juicios de Lesa Humanidad (...) exigiendo la reapertura de los archivos de la dictadura, denunciando las complicidades civiles, oponiéndonos al negacionismo de los crímenes estatales, acompañando la búsqueda de los nietos apropiados, exigiendo la restitución de su identidad y luchando contra la impunidad de ayer y de hoy”.
En ese marco, recuerdan que “los discursos negacionistas y de odio que realzan la violencia estatal y paraestatal” tienen larga data en Argentina. Citan de hecho algunos ejemplos como la Triple A, la Concentración Nacional Universitaria (CNU), el Comando Libertadores de América y la Liga Patriótica.
Ambas denuncias fueron presentadas en Comodoro Py por abogados de organizaciones que integran el Encuentro Memoria Verdad y Justicia. Entre los firmantes están el Colectivo de Abogados Populares La Ciega, el Serpaj, la Asociación de Detenidos Desaparecidos, el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), Sobrevivientes de Campo de Mayo, Hijos Oeste, el Encuentro Militante "Cachito" Fukman, la Mutual Sentimiento, Cadhu, Hermanos, el Colectivo Memoria Militante, Anfedh y Fadhus.
La acción penal contra Laje cayó en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal 4 que conduce el juez Ariel Lijo, nada menos que uno de los jueces propuesto por el Gobierno para ocupar uno de los sillones de la Corte Suprema de Justicia. La denuncia contra Parisini, en tanto, se tramita en el Juzgado 4 del mismo fuero, a cargo del juez federal Daniel Rafecas.
A Laje lo acusan de cometer “apología del crimen”. Según el artículo 213 del Código Penal, esa imputación le cabe a quien haga “públicamente y por cualquier medio la apología de un delito o de un condenado por delito”. Y le suman el agravante establecido en la Ley 23.592 sobre “actos discriminatorios”, que penaliza a quien haga propaganda basado “en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas”, y justifique o promueva la discriminación a través de “la persecución o el odio contra una persona o grupos de personas”. Por ambos delitos podría caberle una pena de hasta tres años de prisión.
A Parisini, en tanto, se lo acusa de incurrir en “intimidación pública” e “incitación a la violencia colectiva”, tal como lo tipifican los artículos 211 y 212 del Código Penal. Las penas contempladas pueden alcanzar los seis años de cárcel para quien difunda “un temor público” a través de mensajes y amenazas de “la comisión de un delito de peligro común” y/o incite públicamente “a la violencia colectiva contra grupos de personas o instituciones, por la sola incitación”.
Las pruebas contra Laje
La denuncia contra el flamante presidente de la reaccionaria Fundación Faro toma como prueba central un video en el que éste despliega una expresa apología del genocidio, atacando a las mundialmente reconocidas Madres de Plaza de Mayo. En el video, Laje dice que “estas viejas de mierda (...) criaron a chicos para matar, para poner bombas, para secuestrar, para torturar, y con toda justicia les mataron a sus hijos. Con toda justicia, con toda justicia, porque el mejor terrorista es el terrorista muerto”.
[AHORA] "Son unas viejas hijas de puta": Agustín Laje sostuvo que las Madres de Plaza de Mayo "criaron chicos para matar", "poner bombas", "secuestrar" y "torturar", y, cuando los mataron "con toda justicia", fueron "a llorar". https://t.co/M9m8mCMpjj pic.twitter.com/WFWNp7uDbQ
— ElCanciller.com (@elcancillercom) July 29, 2024
<script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script>
Les denunciantes agregan que “según el último dato oficial, existen 1.159 represores condenados por delitos de lesa humanidad, es decir, cuando Laje dice que ‘con toda justicia les mataron a sus hijos' está enalteciendo el acto de ‘matar' como un acto moralmente valorable, negando la existencia de cientos de fallos judiciales donde, habiendo cumplido con todas las garantías procesales de defensa en juicio de los imputados, se probaron los delitos de Lesa humanidad que cometieron en perjuicio de una parte de la población civil, entre ellos, se encuentran los hijos de esas ‘viejas', a las que alude Laje en sus dichos”.
“No sólo niega los crímenes de Estado cometidos por la última dictadura militar de nuestro país, invirtiendo los roles entre víctimas y victimarios, sino que los reivindica, poniendo en cuestionamiento a las víctimas y a sus familiares”, continúa el escrito presentado ante el juez Lijo. Y plantea que, según Laje, “los delitos de lesa humanidad cometidos por los condenados que llevaron a cabo un genocidio en nuestro pais, son actos de justicia”.
Las pruebas contra el Gordo Dan
En el caso del streemer que en el último año escaló en seguidores a partir de comandar un ejército de trolls pagos desde las oficinas de la Casa Rosada, les denunciantes destacan sus propias definiciones y arengas realizadas el 16 de noviembre durante el lanzamiento de la agrupación Fuerzas del Cielo en la localidad bonaerense de San Miguel. Se trata del acto viralizado y cuestionado masivamente por su destilada simbología nazifascista.
El escrito que tiene en sus manos el juez Rafecas destaca que de aquel evento, además de “Dan” y Laje, participaron funcionarios como el secretario de Culto y Civilización (sic) de la Nación Nahuel Sotelo, el presidente del bloque de diputados de La Libertad Avanza en la Cámara baja bonaerense Agustín Romo y el director titular de la empresa estatal Intercargo Lucas Luna.
Parisini dijo en ese acto que “la agrupación Fuerzas del Cielo que se está formando hoy aquí es el brazo armado de La Libertad Avanza, es la guardia pretoriana del presidente Javier Milei”.
“El lanzamiento de esta agrupación nos preocupa particularmente no solo por el nivel de violencia que expresan sus referentes, sino por el apoyo visible que reciben por parte de funcionarios estatales muy cercanos al Presidente de la Nación”, reforzaron desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia en su denuncia.
Y agregan que “no es inocua la estética elegida para dar a conocer a la sociedad el surgimiento de la organización”, ya que “además de expresar que son el brazo armado del partido político oficial que hoy gobierna el país, muestra con total intencionalidad una estética y escenografía fascista”. En ese marco plantean que tal simbología es un mensaje claro que acompaña las palabras de Parisini.
“La agrupación Fuerzas del Cielo debe ser valorada en el marco de una escalada de discursos de odio y persecución a sectores populares, de vinculaciones entre referentes de esta agrupación de derecha y funcionarios públicos en ejercicio”, insiste la denuncia al tiempo que pide al Poder Judicial que investigue si la “actividad y conformación de la agrupación Fuerzas del Cielo se financian con recursos estatales”.
Por todo ello desde el EMVJ solicitan a Rafecas que “libre orden de allanamiento a los domicilios personales y oficinas laborales” de los funcionarios Romo, Sotelo y Luna. Quieren saber si del análisis de teléfonos, computadoras y cuadernos de los nombrados pueden obtenerse las respuestas sobre el financiamiento de esa campaña de odio, discriminación y apología del crimen.
-
Milani en Tucumán: un barniz progresista para el genocida
13 de diciembre de 2024, por Impunidad — Política, Tucumán, Libertades Democráticas, Fuerzas Armadas, César Milani, Alberto Ledo, Operativo Independencia, Política, Tucumán, Libertades Democráticas, Fuerzas Armadas, César Milani, Alberto Ledo, Operativo IndependenciaEl ex jefe del Ejército fue convocado por el Frente Grande para hablar de “soberanía” y el “rol de las Fuerzas Armadas”. Rechazo por su rol en la desaparición del conscripto Alberto Ledo en 1976.
Este jueves 12 César Milani regresó a Tucumán aunque en esta ocasión no es por una de las causas de delitos de lesa humanidad en la que está involucrado. El ex jefe del Ejército durante la presidencia de Cristina Kirchner fue convocado por el Frente Grande, la organización de José Vitar que integra Unión por la Patria, para disertar en una charla titulada “Soberanía, defensa y proyecto nacional: el rol de las Fuerzas Armadas”.
La charla es parte de un largo operativo para lavar la imagen de Milani, presentándola como un militar nacionalista y una referencia para construir un presunto “nuevo rol” de las FFAA. A su vez, se relaciona con los últimos intentos bajo el gobierno de Alberto Fernández de rehabilitar y reivindicar a los militares, justamente repudiados por su historial genocida. Como parte de ese operativo, Milani habla como un opositor de los gobiernos de Macri y Milei, cuestionando sus gestiones y a su vez como un referente para pensar las FFAA en el marco de “un proyecto nacional”.
En una entrevista en La Gaceta, el ex jefe del Ejército afirmó que sus charlas tienen el objetivo de revalorizar a las FFAA y su rol ante “una amenaza externa”, diferenciándose de las declaraciones de Petri o Bullrich de buscar involucrarlas frente al narcotráfico o el “terrorismo”. “Hay una crítica a la política en general, en los últimos 40 años las Fuerzas Armadas han sido ninguneadas, un poco dejadas de lado, un poco con presupuesto bajo, un poco con salarios bajos”, afirmó Milani.
Repudio total
La filial riojana de Madres de Plaza Mayo emitió una declaración de repudio que sitúa el papel de Milani en la desaparición del conscripto riojano Alberto Ledo, entre el Operativo Independencia y la dictadura. “Repudiamos totalmente que se hable de militares defensores de la soberanía, como San Martín y Belgrano, junto a un represor genocida”, afirman.
“Nos sorprende que hayan olvidado tan pronto que siendo Monteros y la provincia de Tucumán el Centro de Operaciones del Operativo Independencia, que en el año 76 el mando de ese Operativo fue heredado por Bussi, del cual Milani fue su esbirro. En efecto, durante el genocidio, desde el Tercer Cuerpo de Ejército se instalan en Tucumán distintos campos de concentración y de exterminio, dónde se exigió la presencia de los batallones militares de todas las provincias del norte argentino vinculadas al Tercer Cuerpo”, señalan las Madres.
“Debido a ello, el Batallón de Ingenieros de Construcciones 141 de La Rioja destaca para prestar servicio, indeterminado número de soldados conscriptos, oficiales y suboficiales para la represión en esa provincia, entre otros a César Milani. Y esto está certificado en el propio legajo personal de Milani que en la parte pertinente referido a: Servicios y destinos. Dice por ejemplo: 16-12-76. Sale en comisión a la zona de operaciones jurisdicción de la Brigada 5 de Infantería”, continúa reconstruyendo la declaración. “La fecha citada anteriormente en el legajo de Milani corresponde al momento en que Alberto Ledo, el soldado conscripto de La Rioja, fue ingresado al Campo de Exterminio de los Polvorines ubicado en el predio militar de Miguel de Azcuénaga, donde fue visto por dos testigos por última vez”, agrega.
Luego de décadas de pelea, Milani fue sentado en el banquillo de los acusados por la desaparición de Ledo. El juicio finalizó en noviembre de 2019 con un fallo vergonzoso que absolvió a Milani y condenó a Esteban Sanguinetti a 14 años de prisión en suspenso. La apelación fue presentada y aguarda el tratamiento de la Corte Suprema.
Te puede interesar: Milani coincide con Villarruel y pide condena a "los criminales de Montoneros"
-
Teresa Laborde: “Nací desaparecida pero no pudieron robarme la solidaridad que tenemos en el ADN”
12 de diciembre de 2024, por Entrevista — Géneros y Sexualidades, Libertades Democráticas, Dictadura cívico-militar-eclesiástica, Dictadura, Géneros y Sexualidades, Libertades Democráticas, Dictadura cívico-militar-eclesiástica, DictaduraHija de Adriana Calvo, en 1977 ambas sobrevivieron al Pozo de Banfield. A 14 años del fallecimiento de su mamá, un 12 de diciembre de 2010, habla del legado que dejó, de la resistencia de las mujeres ante los genocidas, del arte como vía transformadora y de su diálogo actual con la juventud en la universidad y en las calles.
Teresa Laborde nació desaparecida en 1977, en el asiento trasero de un Falcon verde. Su mamá, Adriana Calvo, la parió esposada camino al Pozo de Banfield, el Centro Clandestino de Detención donde funcionó la principal “maternidad” del Circuito Camps, en la zona sur del conurbano bonaerense, durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.
En ese lugar, ella y su madre sobrevivieron gracias a los cuidados de una veintena de mujeres que también estaban en cautiverio. “Mi mamá decía que eran unas leonas -cuenta- Para mí, sus hermanas eran como mis tías y sus mamás después fueron mis abuelas”.
Hoy, Teresa no se cansa de dar charlas en colegios y deja un mensaje en cada respuesta que da. Asegura que tiene “muchos giros” en su vida y que sobrevivió “para poder contar la historia”. Ella nació presa, pero pudo conservar su vida y su identidad. Su testimonio es una herramienta decisiva en la lucha contra la impunidad, la de ayer y la de hoy.
–Se conoce mucho tu historia pero, ¿cómo es ser Teresa Laborde?
–Es verdad, nadie lo pregunta. Les interesa cómo quedé, pero no qué hago. Soy docente de Historia del Arte en la Universidad de Lanús, me dedico a la investigación, la teoría, pero soy una Teresa con muchos puntos de giro.
–¿Cómo sería eso?
–Crecí sabiendo que había sobrevivido a algo que el resto de los bebés no; sabiendo que mi vida se la debía a 20 mujeres que se amotinaron en el Pozo de Banfield para que no me sacaran los milicos de los brazos de mi mamá. Eso es lo más importante que soy: el resultado de la solidaridad que tenemos en el ADN, que es lo que nos quisieron robar y no pudieron.
–¿Y qué otras Teresas sos?
–Soy una Teresa que nació desaparecida pero que no sólo no perdió la vida, sino que tampoco perdió la identidad. Y aunque no fue una tragedia natural sino terrorismo de Estado y genocidio, me pasa algo que supongo que les sucede también a los sobrevivientes de cualquier tragedia, que te salvas y decís: “¿Porqué me salvé yo y el resto no? ¿Qué voy a hacer de mi vida? ¿Voy a ser común, como cualquiera?”. Esa pregunta estuvo siempre. Pero esa Teresa también tuvo un momento de giro.
–¿Y cuándo fue ese giro?
–Después de la muerte de mi vieja. Siempre fue ella la que transmitió la historia, yo nunca me tuve que poner al frente. Algún documental, alguna nota, quizá. Pero ser Teresa después de su muerte fue otra cosa. Sobre todo, después del estreno de la película Argentina, 1985 yo sentí que tenía que hablar (NR: film del cineasta Santiago Mitre que relata el Juicio a las Juntas Militares por el genocidio que cometieron entre 1976 y 1983, un juicio donde la declaración de la madre de Laborde fue clave para la condena).
–¿Por qué?
Porque guste o no, puso sobre la mesa si en ese juicio se había hecho Justicia.
-¿Se hizo Justicia?
–Creo que la película deja ver que no.
–¿Por qué pensás que no se hizo Justicia?
–Porque a las Fuerzas Aéreas no las tocaron; porque salió la Ley de Punto Final y la Obediencia Debida; porque la Teoría de los dos demonios no se terminó de desmentir y el “no te metas” quedó grabado. Porque Jorge Antonio Berges, que era el médico de la policía bonaerense en Pozo de Banfield, y muchos otros, están en sus casas y saben dónde están los bebés que se robaron.
–Siempre hablás de tu mamá y tus tías cuando te referís a la lucha contra la impunidad, ¿qué rol creés que juegan las mujeres en ese espacio?
–Un rol muy importante, porque estamos siempre a la cabeza, porque somos las más pobres, las jefas de hogar, las que cuidamos el territorio, las que peleamos por los derechos humanos. Recuerdo por ejemplo de chiquita ver a Hebe (de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo ya fallecida) en el living de mi casa y también en la plaza, toda heroína, gigante, enfrentando a la Policía montada. Mujeres fuertes, no solo mi vieja. En el caso de las sobrevivientes, yo las escuché de chiquitas. Las escuché preparar sus testimonios. A otras no las conocí, aunque me tuvieron en brazos. Y mi mamá decía que eran unas leonas, y en mi caso además sus hermanas eran como mis tías, y sus mamás después fueron mis abuelas.
–¿Se puede decir que en este terreno también hay una cuestión de género?
–Claramente. Fue bien patriarcal la actitud del genocidio. Bajo la dictadura se violaba a las mujeres para someterlas, para disciplinarlas. Y hubo mujeres que estuvieron para desenmascararlo: mi mamá, que fue la primera testigo de contexto en un juicio de lesa humanidad; sus abogadas, que eran Myriam Bregman y Guadalupe Godoy. Ahí también eran todas mujeres. Y no es casual. No se hablaba de sororidad, pero esos lazos eran tan fuertes que no se rompieron nunca.
–¿Hace falta pensar este tema?
–Claro que hace falta pensarlo. Fijate cómo en ese momento no incorporaban la violacion como delito agravado, como violencia de género. Había mujeres que en su testimonio ni siquiera contaban que habían sido violadas. Tampoco existía la figura del genocidio. Ahora sí, y muchas cosas siguen pasando igual. Porque esa gente que torturaba y se enseñaba con las mujeres y las compañeras trans, siguió y sigue ejerciendo en la Policía bonaerense con las mismas prácticas.
Teresa, el arte y la educación: “la plenitud de hacer lo colectivo”
Teresa Laborde es docente de Historia del Arte en la Universidad de Lanús y participa del Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología, Abremate, de esa casa de estudios. Se dedica a lo que ella llama “la teoría” del arte, pero no siempre fue así. Fue bailarina, actriz, circense y casi acróbata. Cuenta que en esta área de su vida, Teresa también tuvo giros.
–¿Cómo llegaste al arte?
–Al arte llegué de muy chiquita. Ya a los 8 años hacía teatro, jugaba mucho sola, creían que era autista porque no le daba bola a nadie.
–¿Creés que el arte funcionó como una herramienta de sanación?
–No lo pensé así cuando lo ejecutaba. Ahora me doy cuenta que sí, pero no lo elegí por eso. El arte me llevó de viaje por Uruguay, Ecuador, Cuba. Yo ya hacía circo y empecé con acrobacia aérea. Y ahí, un día, me desmayé y empecé con problemas en la espalda. La manera en que yo nací hizo que finalmente me dedique a la Historia del arte, a la teoría, que no pueda seguir haciendo danzas, teatro, tablas. La columna siempre estuvo dobladita.
–¿Por qué?
–Porque mi mamá me parió en la parte de atrás de un auto, esposada, rodeada de policías. Yo caí en el piso, quedé colgando del cordón. Cuando conseguí una beca para estudiar en Cuba en 2001 me tuve que hacer aptos físicos y ahí saltó que tenía la espalda llena de escoliosis pronunciadas. Ya un osteópata me había diagnosticado algún trauma al nacer (ríe). Me terminaron diciendo que me tenía que poner un corset a lo Frida Kahlo y operarme o dedicarme a otra cosa. Por eso terminé estudiando Historia del arte, teoría.
–¿Y lo disfrutás?
–Mucho. Ahora en la Universidad de Lanús trabajo en el Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología, Abremate, y doy clases en el Departamento de Humanidades y Artes, en las carreras de Audiovisión y diseño y Comunicación visual. Hablo todo el tiempo con los pibes. El ambiente, la guerra, la falta de agua, la falta de empatía, la alienación en la pantalla, cómo nadie se mete… Son temas que les preocupan, entonces también trabajamos eso con el arte. Además doy muchas charlas en colegios, aunque eso no es un trabajo. Es parte de mi compromiso más militante, como hija, como sobreviviente.
–¿Y qué es lo que más te gusta de esas charlas en los colegios?
–Transmitir, tratar de abrir cabezas. Una vez en un colegio me preguntaron qué podía decirles para incentivarlos a luchar por sus derechos. Entonces yo les dije que te da plenitud. Es lo que vi siempre en mi mamá. Porque una cosa es tener un arrebato de éxtasis, de alegría, que es efímero, pero lo distinto es la plenitud de hacer lo colectivo. Tener empatía, estar con otros, siempre te va a hacer bien. Hoy por ejemplo, para mi, es estar con los jubilados y los estudiantes, y no dejarlos solos. Eso también es luchar por los Derechos Humanos, de ayer y hoy.
–¿A qué te referís con los derechos humanos de hoy?
–En las últimas décadas se habló mucho de la dictadura, pero casi exclusivamente de la que se vivió entre 1976 y 1983. Es como si de 1983 a esta parte de la historia no se hubiera violado un derecho humano más. Se dejó de hablar de los chicos que tenían hambre. Y eso también fue el Plan Cóndor, el plan económico de la dictadura. Yo siempre les pregunto a los chicos si saben cuánto había de pobreza cuando empezó el golpe militar. Y nadie sabe, pero era del 4%, y los 30 mil que se llevaron justamente lo que querían es que no hubiera ni ese 4%. A eso hay que apuntar.
–Los analistas políticos aseguran que el ascenso de Javier Milei, hasta llegar a ser Presidente, está vinculado al apoyo de los jóvenes. ¿Coincidís con ese análisis?
–Con el discurso de “las fuerzas del cielo”, lograron instalar que la solución tiene que venir de arriba hacia abajo. Pero la verdad es que esto no lo trajo sólo Milei. Si fuera así, nosotros como familia o cualquier sobreviviente, no hubiéramos tenido todas las amenazas que tuvimos en estos más de 40 años. En los ‘80 porque estaba el Juicio a las Juntas, en los ‘90 por la lucha contra el indulto a los genocidas; en los 2000 porque desapareció Julio López. La derecha nunca se fue porque nunca la sacaron. Pero como decía mi mamá, y yo trato de transmitir en los colegios, “nosotros somos muchos más”.
–¿Cómo te sentís hoy con Teresa Laborde?
–Me siento bien. Entendí que sobreviví para poder contar la historia. El teatro, la docencia me dieron esto de poder encarar un tema que no es fácil. Ir a los colegios y contarlo es una manera de ser Teresa, y es lo mismo que hacía mi mamá y sus compañeras.
*Entrevista originalmente publicada en Eter Digital.
-
Milei-Bullrich: un año de “protocolo” ilegal, fiebre “antiterrorista” y vía libre al gran delito
10 de diciembre de 2024, por Balance represivo — Política, Libertades Democráticas, Gendarmería, Prefectura, Ministerio de Seguridad, Terroristas, Policía Federal, SIDE, Patricia Bullrich, Terrorismo, Represión, La Libertad Avanza (LLA), Protocolo de Orden Público, Ley Bases, Política, Libertades Democráticas, Gendarmería, Prefectura, Ministerio de Seguridad, Terroristas, Policía Federal, SIDE, Patricia Bullrich, Terrorismo, Represión, La Libertad Avanza (LLA), Protocolo de Orden Público, Ley BasesPasaron de calumniarse en el debate presidencial a soldar una alianza de mano dura. Disparos a los ojos de defensores de derechos humanos. Palos y gases a jubilados que no quieren ser indigentes. Detención y torturas a “terroristas” que no lo son. Pacto con los narcos y los desaparecedores de Loan. Y una preocupación vital: acallar salvajemente los reclamos obreros y sociales. Primer año de un gobierno con el que la libertad es lo que menos avanza.
El martes 2 de octubre de 2023 Javier Milei le dijo al animador Esteban Trebucq, desde la pantalla de A24, que Patricia Bullrich fue una “terrorista tirabombas” que había colocado artefactos explosivos “en jardines de infantes”. Se refería, lógicamente, al pasado militante en la JP de la expresidenta del PRO y, en ese momento, candidata presidencial de Juntos por el Cambio.
Su competidor por La Libertad Avanza la acusó de “montonera”, cuando en verdad Bullrich nunca militó en esa organización armada peronista. “Es un mentiroso, le voy a hacer una denuncia penal”, retrucó inmediatamente Bullrich. Y agregó que Milei no era buen candidato y mucho menos sería buen presidente, por su capacidad para calumniar, su “inestabilidad emocional” y su proyecto que “daña a los argentinos”.
Apenas 69 días después el presidente Milei le tomaba juramento a su ministra Bullrich. La crema ultraderechista festejaba que las rencillas de campaña quedaran atrás (al igual que la supuesta denuncia penal de la “calumniada”). La alianza entre ambos fue tan fuerte que Milei aceptó incumplir la promesa hecha a su vice, Victoria Villarruel, de entregarle los ministerios de Seguridad y Defensa (“es quien más sabe del tema”, había dicho poco antes).
Para los brillosos ojos del gatito mimoso del poder, Pato pasó de ser una despreciable terrorista a la respetable y exitosa “Doctora Bullrich”.
La fusión reaccionaria no frenó las calumnias, las bravatas alimentadas a fake news y demás deshonrosas prácticas. Al contrario, las potenció y convirtió en combustible de la política oficial. No mentía la hoy ministra al alertar del “daño” que podría causar Milei. Lo brutal es que ella se convirtió en una de sus máximas ejecutoras.
Te puede interesar: La casta éramos nosotros: un año de motosierra a la clase trabajadora
Vale hacer un escueto e incompleto repaso de lo hecho en este año por “la Doctora” y sus tropas de policías, gendarmes y prefectos para confirmar, una vez más, que “el mayor ajuste de la historia” sobre las condiciones de vida de las mayorías populares sólo puede pasar con represión. Y que esa represión se hace bajo la cobertura de la supuesta “seguridad”. Mientras, el gran delito sigue reproduciéndose en manos de las corporaciones criminales, que desde siempre actúan al amparo del Estado capitalista.
Palos, gases y balas
Apenas asumidos, la directiva de Milei a Bullrich fue clara: no escatimar tropas ni gastos al momento de impedir que las calles se llenen de movilizaciones y protestas contra las consecuencias económico-sociales del plan de guerra libertariano. Así, con la ayuda de las corporaciones mediáticas que llevan años demonizando los piquetes y las manifestaciones en el centro porteño, la ministra estrenó su gestión anunciando el “Protocolo de Orden Público”.
El primer año de gobierno dejó en claro que el “protocolo” no sólo es inconstitucional (aunque pocos constitucionalistas hayan levantado la voz) sino que es impracticable cuando la movilización social es masiva. Las marchas universitarias, con decenas de miles de personas copando avenidas y calles de todo el país, dejaron en evidencia los límites estrechos del ideario bullrichista.
La ausencia de más manifestaciones multitudinarias no se funda en el miedo que, genuinamente, se puede tener ante la represión. La clase trabajadora argentina ya pasó unas cuantas y algunas mucho peores que ésta. Fueron las conducciones sindicales y sociales, en especial las peronistas, las que desplegaron una consciente política desmovilizadora a partir del agigantamiento discursivo de aquel “miedo”. Otra sería la historia si esas dirigencias no traicionaran cada germen de lucha.
Así las cosas, cada vez que pudo el Gobierno descargó su furia armada en las calles. A lo largo de un año, los manifestantes heridos a mano de las fuerzas represivas se cuentan de a cientos. Los detenidos de a decenas. Sobran ejemplos de la saña con que policías, gendarmes y prefectos respondieron a la irrupción de movilizaciones populares. Veamos algunos.
Te puede interesar: Escalofríos de Bullrich: la lucha universitaria y la “memoria” burguesa de la revuelta chilena
En febrero, durante las protestas contra el primer intento oficial de obtener la Ley Bases en el Congreso, el abogado Matías Aufieri recibió un impacto de bala de goma en su ojo izquierdo. Asesor de la bancada del Frente de Izquierda y miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos , Aufieri estaba sobre Plaza Congreso recogiendo denuncias de heridos. La Federal violó su “protocolo” y atacó a escopetazos a quienes estaban en las veredas. El abogado perdió la visión de su ojo y hoy batalla en una causa penal para juzgar el accionar criminal de las fuerzas de Bullrich.
Otro ejemplo se vio en junio, al votarse nuevamente la Ley Bases. Envalentonada, Bullrich descargó otra feroz represión frente al Congreso y varias cuadras a la redonda. Con ayuda de la Policía de la Ciudad, las fuerzas federales desataron una cacería. Al voleo, apresaron a 33 personas. La Oficina del Presidente dijo que eran “terroristas” que querían “un golpe de Estado”. En cuestión de horas, desde Comodoro Py el fiscal Carlos Stornelli armó una causa acusándolas de delitos gravísimos. ¿Pruebas? Ninguna. Finalmente toda esa gente fue liberada y los cargos se fueron cayendo uno a uno. Ni Bullrich ni Sotrnelli pidieron disculpas.
Te puede interesar: Represión en Congreso: así fue el plan de Bullrich para vaciar la plaza, detener y armar causas
Pero esas liberaciones no se lograron sólo por falta de pruebas (las cárceles están llenas de víctimas de causas armadas). Fue determinante la campaña nacional e internacional motorizada desde el Frente de Izquierda, a la que adhirieron personalidades de todas las disciplinas. En el juzgado de María Servini se entregó un petitorio con más de 80 mil firmas reclamando el fin de tan nefasto expediente. ¿Alguna vez Bullrich y sus secuaces pagarán por haberle jodido la vida a decenas de personas (entre las que hubo votantes de Milei que ni siquiera se habían movilizado)?
Un tercer ejemplo completa el cuadro. La violencia estatal ni siquiera se detuvo frente a jubiladas y jubilados que, cada miércoles, marchan dando testimonio del desprecio oficial hacia millones de adultos mayores condenados a una vejez indigente. No sólo les rebanan sus haberes y recortan sus remedios. Si osan hacerse oír, allí están los “fuerzas del orden” para castigarles. Ahí también las conducciones boicotearon la lucha. Por eso no es casualidad la reaparición en carteles y pancartas recordando a la luchadora Norma Plá.
El ajuste sólo pasa con represión. Y vaya si Milei y Bullrich hicieron esfuerzos denodados en este año para demostrarles a los grupos económicos que manejan los destinos del país que este gobierno no escatimará tropas y gastos para consumar, a como dé lugar, este nuevo plan de saqueo a la población trabajadora. Por eso es de primer orden multiplicar la resistencia y la movilización, organizada desde abajo, para pararles la mano.
Te puede interesar: Fotos, no opinión: las postales de un año de lucha contra el plan de Milei
“¿El que las hace las paga?”
Además de “terminar con los piquetes”, La Libertad Avanza asumió el poder prometiendo dar soluciones a la (mal) llamada “inseguridad”. Para justificar el reforzamiento presupuestario, de personal y tecnológico del aparato represivo, Bullrich repite como lora desde hace años varios clichés securitarios. Siempre ensalzando las ventajas de la “mano dura” y esquivando toda complejización del tema.
Pero una cosa es el chamuyo y otra la realidad. Las políticas de ajuste integral de las condiciones de vida de la población son garantía de más descomposición y violencia social, de las que se nutre el crimen organizado y se expresan cotidianamente en las más variadas formas. En el supuesto combate a la “inseguridad ciudadana” no hay “éxitos” ni estadísticas positivas para mostrar. Todo lo contrario.
A principios de agosto preguntamos por qué el Estado no quería encontrar a Loan Peña, el nene de cinco años secuestrado en Corrientes tras un almuerzo familiar. Entre los “éxitos” que Milei ve en la gestión Bullrich, tamaño fracaso fue silenciado. La ministra amagó con ponerse al frente de la búsqueda, pero su determinación duró lo que un gas en un canasto. Loan sigue desaparecido y las cadenas mediáticas oficialistas ya no preguntan por él.
A mediados de octubre, durante una exposición de Bullrich en la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, Nicolás del Caño le preguntó “¿dónde está Loan? Porque cuando estaban todos los medios en Corrientes vimos cómo la ministra hizo todo un show y sería importante que brinde una respuesta ahora”. Ella, sin vergüenza, respondió a lo Poncio Pilatos: “Ojalá todos los casos se resolviesen, seríamos el mundo perfecto”.
Otro tema en el que Bullrich quiso pisar fuerte fue en la sucesión de hechos, que incluyeron asesinatos de trabajadores al voleo, vividos en Rosario a principios de año. Fáciles para etiquetar con liviandad, desde el Ministerio empezaron a hablar de “narcoterrorismo”, figura acuñada por los estrategas de la “guerra contra el narco” impulsada desde Estados Unidos. Una política que fracasó totalmente en Colombia y México, al menos en sus objetivos formales.
Estudiosos del asunto, como el periodista Germán de los Santos, destacan que el hecho fáctico de la merma de crímenes que conmocionaron a Rosario en el verano se debe más a un pacto de convivencia entre bandas y autoridades que a un acertado plan para desbaratar el entramado del multimillonario negocio de la exportación de drogas desde los puertos privados santafesinos.
El reciente video de cuatro encapuchados amenazando al gobernador Pullaro y la ministra Bullrich ya está sospechado de ser una fake viralizada desde oficinas estatales. Su objetivo, totalmente verosímil, sería fomentar el miedo en sectores de la población, lo que justificaría el refuerzo del control policial en las calles. Mientras, quienes se enriquecen narcotraficando aceptan bajar el nivel de violencia callejera a cambio de que nadie les toque el negocio.
Bullrich se jacta de ser exitosa en uno de los temas top de su electorado. Pero al momento de presentar “resultados” sus alforjas están más que vacías. Así se lo advirtió este domingo Eduardo Van der Kooy en Clarín. Desde la óptica del editorialista de la empresa periodística que más leen las clases medias, Milei fue exitoso en “reponer el orden callejero alterado por los movimientos sociales”, pero “los delitos, la violencia y las muertes se continúan multiplicando en todos los rincones del país”. De todos modos, Bullrich no dejará de ser invitada estrella de TN.
Son muchos los spots y posteos en los que el Presidente y la ministra insisten con el cliché de “el que las hace las paga”. Pero nunca aclaran qué es lo que debe “hacer” alguien para “pagar”. Queda claro que para ellos deben pagar quienes se organizan y salen a luchar por sus derechos básicos. No los secuestradores de Loan, ni los magnates del contrabando. Mucho menos los fugadores de capitales, premiados por Milei y Luis Caputo con un “blanqueo” que no pregunta de dónde salieron los millones.
¿Dónde están los terroristas?
En el balance de este año de gestión Bullrich no pueden faltar los bochornosos operativos de “inteligencia” de las fuerzas que ella conduce, cuyos resultados más recordados no son la resolución de crímenes sino las cataratas de memes. La tolerancia ministerial a la exposición al ridículo es encomiable. Pero el tema no es gracioso, sino por demás peligroso.
En enero la ministra anunció con bombos y platillos que, tras arduas tareas de espionaje, las fuerzas a su mando lograron “neutralizar” una “célula terrorista” que buscaba “atentar” contra edificios de la comunidad judía en Buenos Aires. Con información provista por la Embajada de Israel, se detuvo a la “banda” integrada por un profesor de ping-pong de origen sirio-colombiano que acababa de llegar al país, un peluquero porteño y un turbio personaje relacionado con los servicios de inteligencia. Este último fue, a la vez, la “fuente” principal en la que se basó el Ministerio para armar el relato.
A los pocos días de esas detenciones, la jueza federal María Eugenia Capuchetti ordenó la libertad y dictó la “falta de mérito” de los supuestos “terroristas”. No había una sola prueba que los relacionara entre sí y mucho menos que permitiera sospechar siquiera de la comisión de un atentado a sedes judías. Todo fue un invento de Bullrich y sus agentes.
Más arriba se contó cómo, en junio, el Gobierno detuvo a 33 “terroristas” (en su mayoría manifestantes) en los alrededores del Congreso y cómo la causa abierta por el fiscal Stornelli terminó en el basurero de Comodoro Py. Hay que agregar que, durante su detención, varias de esas personas fueron torturadas y que la saña represiva también se descargó contra trabajadoras y trabajadores de prensa que cubrían los acontecimientos.
La multiplicidad de atropellos, que en algunos casos dejaron secuelas graves en las personas reprimidas, fueron denunciados internacionalmente por organismos de derechos humanos, sindicatos y otras organizaciones civiles. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos puso la lupa sobre esas conductas represivas. Los funcionarios respondieron a sus inquietudes con los mismos clichés insustanciales usados por Bullrich. Pero nada de eso fue “noticia” para las “ensobradas” cadenas informativas.
Otro bochorno “antiterrorista” se produjo en septiembre, tras el estallido de una “carta bomba” en las oficinas de la Sociedad Rural Argentina en el barrio de Palermo. Los “expertos” del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal aún no dijeron si el artefacto lo envió un “lobo solitario” o salió de las cloacas de la SIDE. Pero Bullrich aprovechó la volteada para anunciar la supuesta desarticulación de otra “célula”.
El único detenido fue un operador inmobiliario de Floresta. Pasó encanado todo un fin de semana. Al escucharlo y evaluar las “pruebas”, el juez federal Daniel Rafecas lo liberó y le dictó “falta de mérito”. Ni siquiera anduvo cerca de la sucursal de Andreani desde donde salió el paquete. Y además en su heladera encontraron milanesas de pollo. Dato no menor, ya que al anunciar su detención Bullrich aseguró que su perfil se correspondía con “sectores anarquistas y extremistas veganos” que ponen “carteles y manchas de sangre” en los alrededores de La Rural.
La fiebre “antiterrorista” de la ministra y sus funcionarios (como los abogados reaccionarios Fernando Soto y Carlos Manfroni) parece no encontrar límites. Lo bizarro es que, mientras los encargados de la “seguridad” inventan células y atentados, justificando un gasto público millonario en “investigaciones” que no conducen a ningún lado, la misma Bullrich está implicada en una causa por la provisión de 70.000 municiones antitumulto y cientos de granadas de gas a los golpistas bolivianos que en noviembre de 2019 infundieron terror de verdad a la población. Fue en su anterior gestión en el Ministerio, durante la presidencia de Mauricio Macri.
Principio de revelación
A todo lo anterior hay que sumar el intento del Ministerio de Seguridad de convertir en leyes un paquete de proyectos que buscan reforzar el control social, especialmente en las barriadas populares, y dotar al Estado de más “herramientas” para reprimir. Nada de eso tiene que ver con una lucha seria contra el crimen organizado. El resultado obvio de la aplicación de esas leyes serán más palos, gases y balas.
Sólo el Frente de Izquierda repudió sin titubeos esos proyectos parlamentarios. En mayo la diputada del PTS-FITU Myriam Bregman alertó que con la baja de la edad de imputabilidad y leyes como la de “orden público”, “antimafias”, “reiterancia” y “datos genéticos” en verdad La Libertad Avanza busca imponer “un virtual estado de sitio”. Su denuncia tuvo gran repercusión pública, pero los partidos opositores mayoritarios se negaron a frenar los proyectos.
A Milei le gusta hablar del “principio de revelación” cuando, según su propio relato, la “casta” demuestra lo que es y permite que cada quien decida ubicarse del lado de “los argentinos de bien” o del de los malignos “mandriles”. Pero bien podría usarse ese principio para revelar el plan represivo que, camuflado de políticas de “seguridad”, el Presidente y su ministra despliegan en función de garantizar la aplicación del “mayor ajuste de la historia argentina”.
La retorcida referencia a las “bombas en jardines de infantes”, creada por Milei en su campaña electoral contra Bullrich, tal vez sea una buena metáfora de este año de gobierno liberfacho. Con los fierros del Estado en sus manos (tanto legales como ilegales), con la colaboración de los partidos tradicionales (¡la “casta”!) y el repiqueteo de discursos reaccionarios desde las principales usinas mediáticas, Milei Hermanes & Cía demostraron ser por demás peligrosos para una población empobrecida, hambreada y vulnerable.
El verdadero “terror” lo practica La Libertad Avanza, con un relato represivo armado en pos de ocultar el programa económico-social de fondo, que favorece a minorías sociales parasitarias a costa de una mayor explotación y opresión de las mayorías. Un populismo de ultraderecha que tiene su correlato internacional en el alineamiento con genocidas como Netanyahu o fóbicos de toda disidencia como Trump o Bolsonaro.
¿Qué pasaría si esas mayorías se organizaran desde abajo, debatieran una salida real a las penurias provocadas por todos los gobiernos y coordinaran verdaderas acciones masivas que le impongan al Estado respuestas concretas a sus reclamos? ¿Cuántas “bombas” podrían tirar en “jardines de infantes” los herederos sentimentales (y en algunos casos también biológicos) del terrismo de Estado? Si algo queda claro en este año de libertarianismo rabioso es que no será de la mano de Milei y Bullrich que avanzará la libertad para todas y todos.
Ya se dijo hace meses en este mismo sitio. Si los nostálgicos del terrorismo de Estado deciden ir contra derechos fundamentales de toda la sociedad, hay que enfrentarlos con la mayor movilización social, hasta derrotarlos.
Patricia Bullrich, Javier Milei, Karina Milei y la plana mayor de la Policía Federal